Podríamos decir que entramos en la parte que constituye el objetivo final de marketing. Lo que buscamos con las acciones y actividades anteriormente descritas es posicionarnos de forma positiva en la mente de nuestro público objetivo. Se trata de que nos conozcan, sí, pero también de que nos recuerden a largo plazo. Esto se consigue a través de lo que se conoce como posicionamiento de marca o branding. Pero, ¿sabes cuál es el poder de tu marca inmobiliaria y cómo puedes construirla? 

Branding: empezando a construir marca inmobiliaria

Según la Asociación Americana de Marketing, una marca es “un nombre, signo, símbolo o diseño – o una combinación de ellos – cuyo fin es identificar los bienes o servicios de un vendedor o grupo de vendedores y diferenciarlos de su competencia”. 

Se trata aquí –como dice la definición citada- de hacer un doble ejercicio. Por un lado, de informar de qué hacemos y cómo somos y, por otro, de diferenciarnos de nuestra competencia, adquiriendo una identidad propia que perdure a lo largo del tiempo.

Son tres las variables que nos permiten lograr hacer un branding efectivo en nuestra    organización: la imagen, la identidad y el posicionamiento. 

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La imagen

La imagen de un producto o marca la dan las percepciones del público objetivo y constituye una representación mental que los consumidores se hacen sobre el producto o la marca, como consecuencia de las informaciones, las emociones y las experiencias percibidas.

La identidad

La identidad recoge un conjunto de características, más estables y duraderas, que la empresa intenta que se le atribuyan. En consecuencia, refleja el significado que aspiran a tener entre el público objetivo a largo plazo y que les llevará a adquirir una personalidad propia y única que se mantendrá a lo largo del tiempo.

El posicionamiento

Son las percepciones que tienen los consumidores sobre una marca o un producto en relación con otras marcas o productos del mercado. A pesar de que nuestra imagen como sector (las percepciones que de nosotros tiene nuestro público objetivo) no es en la actualidad todo lo positiva que debería ser, podemos –y estamos haciéndolo- cambiar la misma si definimos una identidad propia que nos permita posicionarnos (y diferenciarnos) de forma efectiva en nuestra área de influencia.

El objetivo final: la meta

Diferenciarnos y mostrar cómo somos realmente es el objetivo final de cualquier estrategia de marketing orientada a un branding eficiente.

Una de las estrategias de diferenciación más famosas y exitosas que a lo largo del tiempo se han implementado es la conocida como USP (Unique Selling Proposition o Proposición Única de Venta) ideada e implementada por el publicista americano Rosser Reeves en innumerables ocasiones.

Según el propio Reeves, la USP consiste “en destacar algún atributo de nuestra oferta, que es valorada por los consumidores como única y diferente de la competencia, de manera que si busca un producto con los atributos, el precio o la distribución que se han destacado, ha de preferirla”.

Se trata, pues, de buscar aquello en lo que destacamos frente a nuestra competencia y usarlo en beneficio propio, dándola a conocer.

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Cómo construimos la marca inmobiliaria

Todas las estrategias definidas hasta el momento nos muestran un amplio abanico de posibilidades para mejorar la comunicación corporativa de nuestras agencias u organizaciones, pero lo importante es saber por dónde empezar.

Debemos saber quiénes somos y hacia dónde vamos. Solo así podremos implementar estrategias eficientes. Por dicho motivo, es de vital importancia definir tres conceptos básicos que nos ayuden a empezar a posicionarnos eficientemente en el mercado: la misión, la visión y los valores de nuestra agencia inmobiliaria.

Misión

Entendemos por misión la declaración concisa que hace una organización sobre la finalidad de su existencia. Aquí se trata de informar del cometido que tiene actualmente nuestra agencia y de por qué trabajamos en este sector.

Visión

La visión de una organización es el rumbo que se propone seguir a largo plazo (una imagen de futuro) y, por lo tanto, determina la estrategia. Debemos transmitir cuál es nuestra meta, qué objetivo tenemos y a dónde queremos llegar.

Valores

Nuestros valores definen los límites que no queremos cruzar. Son nuestros principios, creencias y reglas, que regulan nuestro modo de actuar y que son compartidos por todos los miembros de la organización.

Definir una visión nos permitirá trazar estrategias de marketing eficientes. En el momento en que sabemos dónde queremos llegar, aplicaremos estrategias que nos permitan la consecución de nuestros objetivos.

Además, debemos recordar que la construcción de estos tres conceptos debe hacerse de forma conjunta, entre todos los miembros de la organización. Todos debemos interiorizar y defender los mismos. Por lo tanto, es responsabilidad de todos discutirlos y consensuarlos.