“Si queremos fidelizar el talento, hemos de ofrecer salarios emocionales. No a todo el mundo le motivan las mismas cosas. Este es nuestro gran desafío, conocer cuál es la motivación de cada miembro de nuestro equipo”.
En el mundo actual nos enfrentamos a retos importantes, como es la adaptación al mundo tecnológico y a buscar, captar y sin duda retener, un factor escaso como es el talento humano.
Esto comporta que hoy y ahora más que nunca, con el actual crecimiento económico, nuestras empresas tienen que entrar formalmente en la lucha por el talento en los profesionales, si queremos aumentar la productividad y fortalecer nuestras competitividades en un mercado cada vez más fuerte y agresivo.
Hoy la retención de ese talento, se ha convertido en un gran desafío para nuestras empresas, al convertirse en pieza clave alrededor de la cual giran el cumplimiento de los objetivos empresariales, a competitividad y la productividad de la organización en el mercado.
Pero en toda evolución y en nuestro sector, después de unos años de crisis que nunca deberemos olvidar, se debe apostar por las personas competentes y con compromiso, ante una competencia que inundará cada vez más nuestro mercado, como es la Inteligencia Artificial.
Debemos tener en cuenta que en la actualidad, el talento humano busca las mejores condiciones laborales, que le permitan desarrollar su profesión y conciliar la vida personal con la laboral.
En un mercado tan competitivo como el nuestro, si dichos perfiles profesionales que gozan de aptitudes y competencias que benefician a nuestra empresa, intuyen mayores beneficios en otra compañía, acabarán abandonandonos sorpresivamente.
Es por ello que nuestra estrategia para retener el talento debe basarse no solamente en apoyar la formación y la promoción interna, (que el dinero solo tenga un efecto higiénico a corto plazo, ya que no es motivador a la larga), sino que también en apostar por el “salario emocional”, que equivale a reconocer logros, respetar, otorgar flexibilidad laboral y proporcionar un equilibrio de vida personal y profesional.
Un buen líder que quiere retener el talento, antes que nada debe conocerse a sí mismo y conocer sus propias habilidades y emociones, para dar ejemplo y para poder desarrollar los recursos que tiene cada miembro de su equipo. Un líder con el que aprender continuamente será uno de los principales motivos por los que la gente quiera implicarse y quiera quedarse en nuestra empresa.
Como he dicho anteriormente, si queremos fidelizar el talento, hemos de ofrecer “salarios emocionales”. No a todo el mundo le motivan las mismas cosas y este es nuestro gran desafío, conocer cuál es la motivación de cada miembro de nuestro equipo.
En nuestro sector necesitamos las personas comprometidas con nuestro proyecto y modelo de empresa, que se sientan parte importante de la organización, que aporten ideas, opiniones y sugerencias, que ayuden a la compañía a cumplir sus objetivos y que fortalezcan nuestra competitividad en el mercado.
Hay una frase, de Richard Branson Virgin, que me encanta: “Entrena a la gente lo suficientemente bien como para que se puedan ir, trátalos lo suficientemente bien como para que se quieran quedar”.
En definitiva, nuestras empresas deben combinar retos, ofreciendo oportunidades de desarrollo y valoración personal. Conciliar vida laboral y familiar junto a un ambiente de trabajo estimulante y oportunidades de generar riqueza, comportará un mayor compromiso y motivación que nos aportará mayores ventajas competitivas.
Si reconocéis un talento en vuestra empresa, no esperéis a que se marche para intentar retenerle, hacedle saber lo importante que es para la organización, demostrándoselo tanto a nivel económico como emocional.