Empieza el año y empiezan con él los buenos propósitos. Y aunque es cierto que en muchas ocasiones solo se quedan en eso, en buenas intenciones, no es menos cierto que es un buen momento para reflexionar sobre aquello que podemos hacer en nuestro negocio de cara al nuevo ejercicio, ya sea porque es esencial para su funcionamiento, ya sea porque no podemos posponerlo ni un minuto más.

Adaptarse y anticiparse son cualidades esenciales para alcanzar el éxito en el sector inmobiliario. Este nuevo año está lleno de retos que abarcan desde el impacto de los indicadores económicos principales, como la inflación y el euríbor, en las fluctuaciones del precio de la vivienda, hasta los cambios en las preferencias del consumidor en la adquisición de una vivienda con un crecimiento constante de la demanda.

Pensemos en las típicas listas de propósitos personales que nos hacemos cada año: dejar de fumar, ir al gimnasio, aprender un idioma, etc. Pues bien, en este artículo vamos a ver cómo cinco de los más comunes pueden ser aplicados a tu agencia inmobiliaria.

5 propósitos de año nuevo para que tu inmobiliaria empiece con buen pie

Ponte en forma entrenando

Para conseguir que tu negocio se fortalezca, este es un buen momento para trabajar tu identidad, aquello que te hace diferente dentro del sector. Para ello, es importante incidir sobre tu imagen de marca y tu estrategia de comunicación. Es el momento para hacerse preguntas del tipo: qué quiero ser, qué quiero ofrecer, qué puedo aportar al sector, qué me hace distinto al resto…

Debemos cuidar nuestro plan de marketing, esforzándonos en aquellos puntos que sean más necesarios: aumentar y mejorar la captación, atraer nuevos clientes, posicionarnos como agente de referencia y, por supuesto, hacer que nuestros contenidos comerciales lleguen más y mejor al destinatario final.

En este último punto, la calidad, constancia y coherencia en tus contenidos han de ser una prioridad, y sobre todo, que transmitan lo que tú eres y lo que te hace único como agente inmobiliario.

Deja los malos hábitos

En el día a día, solemos ir dejándonos llevar por usos y costumbres que no siempre son buenos para el desarrollo de nuestra actividad. Esta es una buena ocasión para revisar todos nuestros protocolos comerciales – captación, venta, alquiler, etc. -, rediseñando lo que sea necesario y estableciendo mecanismos de control y supervisión para que exista un sistema estandarizado de trabajo.

Unos buenos procesos de trabajo repercutirán siempre favorablemente en nuestros resultados y objetivos. Se acabó el improvisar. Piensa detenidamente en cada proceso y escribe al detalle el protocolo a seguir. 

Adelgaza y gana en agilidad

Si aún no lo has hecho, es esencial revisar los recursos que tienes asignados a cada área de actividad. En muchas ocasiones podemos detectar que, o bien no estamos sacando el potencial de aquello de lo que disponemos, o bien nos faltan recursos donde más lo necesitamos.

En cualquier caso, al menos una vez al año tenemos que replantearnos si es necesario hacer algún recorte en gastos superfluos que no redunden en un aumento del beneficio y que, sin ellos, podríamos ver aumentado nuestro nivel de rentabilidad.

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Aprende algo nuevo

El sector inmobiliario requiere de profesionalización, por eso es muy importante invertir en tu formación y en aumentar tus conocimientos. Los nuevos retos a los que se enfrenta el sector obligan a conocer en profundidad multitud de temas que van desde el ámbito jurídico y económico, hasta el entorno digital, la comunicación y la creación de contenidos. No es solo cuestión de aprender para estar al día, sino para conseguir ser un referente.

Viaja y amplía horizontes

Para terminar, un buen propósito para este año que empieza sería el salir de tu zona de confort y aumentar tus relaciones profesionales. Participar en foros sectoriales así como ampliar tu red de contactos es una tarea que repercute en la visibilidad de tu agencia así como en la posibilidad de que surjan nuevas oportunidades de negocio o colaboración.

Y como siempre, lo más importante es la constancia. Para no caer en el tópico de hacer una lista de propósitos en el mes de enero que no llegan al mes de febrero, es fundamental, organizarse y planificar estos retos a modo de objetivos empresariales, planteando hitos de cumplimiento y grados de medición.

En definitiva, se trata de que el próximo año en estas mismas fechas, al echar la vista atrás, podamos contemplar una evolución y un crecimiento en todos estos aspectos. Al fin y al cabo, el tiempo va a pasar igualmente, así que al menos, que nos cunda.