Los tipos de interés reales, descontando la inflación de la tasa nominal, probablemente regresarán al nivel previo a la pandemia una vez que la inflación haya sido controlada, según apunta el Fondo Monetario Internacional (FMI).

La institución considera probable que los aumentos recientes en las tasas de interés reales “sean temporales” y anticipa que, cuando la inflación deje de ser una amenaza, los bancos centrales de las economías avanzadas “flexibilicen la política monetaria” y lleven las tasas de interés reales a los niveles previos a la pandemia.

En el caso de las grandes economías emergentes, las proyecciones conservadoras sobre futuras tendencias demográficas y de productividad sugieren una convergencia gradual hacia las tasas de interés reales de las economías avanzadas.

En este sentido, el FMI advierte de que el ajuste hacia los niveles anteriores a la pandemia dependerá de si se materializan escenarios alternativos que implicasen una deuda y un déficit público persistentemente más altos o una fragmentación financiera.

De este modo, para el Fondo esto significa que es probable que vuelvan a aparecer los problemas asociados con el “límite inferior efectivo” de las tasas de interés y los “(tipos de interés) bajos por mucho tiempo”.

“Las políticas no convencionales a través de la gestión activa de los balances del banco central y la orientación a futuro pueden convertirse en herramientas de estabilización estándar, incluso en los mercados emergentes”, apunta el FMI.

Asimismo, advierte de que los debates sobre el nivel apropiado de la meta de inflación también pueden resurgir a medida que los países sopesan el coste social de una inflación más alta frente a las limitaciones de una estabilización ineficaz por el límite inferior efectivo.

Por otro lado, las tasas de interés reales más bajas de forma permanente también aumentan el espacio fiscal y permiten que las autoridades fiscales asuman un papel más activo en la estabilización de la economía, siempre que se garantice la sostenibilidad fiscal.

En este caso, para la institución es crucial aclarar el alcance y las responsabilidades de las autoridades fiscales y monetarias para evitar daños a largo plazo a la credibilidad de los bancos centrales.

Sobre esta cuestión, el FMI apuntaba la semana pasada que el diseño de la política fiscal por parte de los gobiernos puede ayudar a los bancos centrales en su lucha contra la inflación y, por tanto, limitar así la necesidad de subir los tipos de interés, al tiempo que se protege mejor a los colectivos más vulnerables.

“Cuando los bancos centrales actúan solos, sin el apoyo de la política fiscal, necesitan aumentar sustancialmente las tasas de interés para combatir la inflación”, señalaba en un artículo el director del Departamento de Asuntos Fiscales del FMI, Vitor Gaspar, apuntando que el ajuste fiscal “permite aumentar menos las tasas de interés para contener la inflación”.

De este modo, la institución internacional sostiene que, si bien la política monetaria “está en el asiento del conductor en la batalla contra la inflación”, la política fiscal puede ayudar con el diseño de un ajuste fiscal bien dirigido a respaldar al banco central en la búsqueda de la estabilidad de precios, mientras que se protege a los vulnerables de la crisis por el aumento del coste de vida.