Antonio Sánchez tiene una experiencia de más de 30 años en el sector y es el gerente de Vilsa Grupo Inmobiliario, que este año celebra el 25 aniversario. Con oficinas en Arganda del Rey y Rivas-Vaciamadrid y un equipo de 21 profesionales, la agencia se dedica tanto a los inmuebles de segunda mano como a la colaboración con promotoras de obra nueva

Hemos hablado con él para analizar el gran aumento de demanda -y de precios- que se está registrando en Rivas-Vaciamadrid, cuáles son las nuevas necesidades de los clientes compradores y cómo ha cambiado la pandemia su manera de trabajar. 

Fotocasa: Según los datos del Índice Inmobiliario el precio de la vivienda en venta en Rivas Vaciamadrid está subiendo de media un 13% respecto a hace un año, mientras que en Madrid capital los precios están cayendo a un ritmo de un -2%. ¿Estáis notando que hay interés por comprar vivienda en esta zona?

Antonio Sánchez: Muchísimo. Rivas-Vaciamadrid siempre ha sido una zona muy atractiva para vivir, siempre hemos tenido bastante demanda y con un perfil de cliente muy bueno. Hay varias razones: la cercanía a Madrid, una orografía muy plana, tiene muy buenas comunicaciones -aunque está pendiente la apertura de la M50, que será muy importante-, es muy cómoda para vivir y tiene todos los servicios muy a mano. 

La diferencia de precio respecto a la ciudad de Madrid es importante, y muchas personas que viven allí venden su vivienda antigua y se trasladan a Rivas a una vivienda mejor, más grande y nueva. La calidad de las viviendas que se construyen ahora ha variado mucho respecto a hace 15 años. La calificación energética de la mayoría de los edificios nuevos de esta zona suele ser la A, en muchos casos con instalaciones de aerotermia o geotermia, que proporcionan un confort de climatización impresionante y suponen un ahorro económico en el consumo de energía de hasta un 70%. Todas estas mejoras suponen un cambio de calidad de vida impresionantes, y además las nuevas urbanizaciones tienen buenas zonas comunes, piscina, pistas de pádel, zonas de juego infantil… Como la demanda es alta y la oferta escasa, los precios suben. Y es lo que está ocurriendo ahora mismo en Rivas. 

Fotocasa: ¿Ha cambiado el perfil del comprador de vivienda antes y después de la pandemia?

Antonio Sánchez: Sí. Lo que más hemos notado es que antes había bastantes jóvenes que querían comprar, pero la incertidumbre laboral que viven muchos de ellos ha hecho que este perfil prácticamente haya desaparecido como compradores y se hayan pasado al alquiler. En cambio, el perfil de 35 a 50 años es el que se ha incrementado. Son personas que estaban cómodas en la vivienda en la que residían antes, pero durante la pandemia se dieran cuenta de que eran más bien viviendas para dormir y ahora tienen otras necesidades. La gente ya no quiere viviendas para dormir sino para vivir. Buscan viviendas con terraza, mejor si son con zonas comunes, y con mejores calidades. 

Fotocasa: Ante este aumento de demanda, ¿tenéis suficiente oferta de viviendas en venta?

Antonio Sánchez: No hay oferta suficiente. Por ejemplo, hay mucha demanda de chalets adosados, pero la oferta es casi inexistente. Por lo que se refiere a viviendas en altura, después de la crisis había bastantes parcelas sin construir, pero ahora prácticamente ya se han agotado. Contactan muchos promotores con nosotros porque quieren construir en Rivas o en Arganda, pero parcelas finalistas casi no hay. Y toda la gente que no compró después de 2008 ha supuesto un cúmulo de demanda acumulada que no se puede satisfacer con la oferta que existe. Hay escasez, claramente. 

Fotocasa: ¿Y de alquiler?

Antonio Sánchez: También falta oferta. Ha mejorado un poco porque hay fondos de inversión que han construido edificios para alquilar, pero son muy exigentes respecto a las condiciones económicas de los inquilinos. Hay muchos perfiles, sobre todo de jóvenes, que no las cumplen y se quedan sin poder alquilar. El miedo al impago imposibilita el acceso a quienes tienen un nivel adquisitivo más bajo. 

Fotocasa: ¿Cómo es el tipo de vivienda más demandada en estos momentos en Rivas Vaciamadrid?

Antonio Sánchez: Un clásico: tres dormitorios, un salón de al menos 20 metros cuadrados y una terraza cuanto más grande mejor, con parking y a poder ser dos plazas, y que esté en una urbanización con zonas comunes. 

Fotocasa: ¿Os estáis encontrando con muchos potenciales compradores que están huyendo de la capital?

Antonio Sánchez: Nosotros comercializamos bastante obra nueva, y las estadísticas de nuestra propia empresa indican que aproximadamente un 25% de nuestros clientes son personas que se vienen de la capital a nuestra zona. 

Fotocasa: ¿Cuáles son los cambios más destacados que ha traído la pandemia en vuestro día a día?

Antonio Sánchez: Nos hemos tenido que reinventar y recurrir a los medios digitales. Siempre nos ha gustado más el contacto humano con los clientes, cuando quedas cara a cara te explica mucho mejor lo que le gusta y lo que necesita a la hora de elegir una vivienda, le conoces mejor. Ahora esto cuesta más trabajo, intentamos hacerlo telefónicamente o por videoconferencia por seguridad. 

Ahora hacemos un análisis inicial al cliente bastante más potente del cliente comprador para no hacer visitas presenciales en falso y evitarles también contactos innecesarios a los propietarios de las viviendas. Si antes hacíamos diez visitas para conseguir una venta, ahora intentamos hacer dos visitas e ir mucho más al grano. 

Antes de la pandemia nuestro equipo participaba en muchos cursos presenciales de formación, y ahora todo es por videoconferencia. Lo mismo ocurre con la información a los clientes: todo digital hasta que lo tenemos muy claro y quedamos para visitar un inmueble muy concreto, los contratos los hacemos por medios digitales y ni siquiera presentamos a los clientes, las gestiones administrativas las hacemos online… 

Ahora también analizamos mucho el perfil de los clientes y el sector en el que trabajan, porque sabemos que muchos de ellos lo van a tener muy complicado con las entidades financieras. Todos los relacionado con la hostelería o la industria cultural, por ejemplo, tienen muchas dificultades en este sentido, hemos visto muchas negativas con clientes que en otro momento hubiesen sido un perfil muy bueno.