Ana Lozano es arquitecta, urbanista y fundadora y CEO de Nidus Lab, una startup pionera en el uso de la inteligencia artificial para la arquitectura generativa, que automatiza las etapas iniciales del desarrollo de un proyecto inmobiliario y permite reducir procesos que antes tardaban semanas a tan solo unos minutos. Pero su objetivo no es solo reducir tiempos, sino ofrecer a arquitectos e ingenieros herramientas que permitan aumentar la calidad, incorporar criterios de sostenibilidad y maximizar la eficiencia sin dejar de lado la creatividad y sensibilidad de los profesionales.

Esta perspectiva se puede aplicar también, tal y como nos cuenta en esta entrevista, a otros aspectos de la cadena de valor del sector inmobiliario. La clave es conseguir que toda esta transformación digital se incorpore con naturalidad a los flujos de trabajo, para ofrecer soluciones rápidas y eficientes a los problemas que la metodología tradicional no logra resolver. Y, desde su punto de vista, el sector está ávido por adoptar nuevas herramientas que le ayuden a superar sus barreras.

¿Qué papel juega la tecnología ante los retos a los que se enfrenta el sector inmobiliario actual? 

El sector inmobiliario ahora mismo está frente a tres de sus grandes mayores retos de la historia. Por un lado, la necesidad de industrializar, de abandonar sistemas de construcción tradicionales y pivotar hacia sistemas de construcción en fábricas asistidos por robots en mayor o menor medida. En esa tarea podemos conseguir no solo acelerar el proceso, sino también mejorar la calidad, mejorar la seguridad en las obras y, sobre todo, garantizar la trazabilidad de los materiales y contribuir a la descarbonización del sector, que es otro de los grandes retos.

El tercer reto, y el más relevante no solo en España sino a nivel mundial, es la crisis de la vivienda. Y podemos concluir que si seguimos haciendo las cosas como las hemos hecho siempre, no parece que vayamos a encontrar una solución de manera inmediata. Porque, entre otras cosas, hemos llegado a esta situación por la inercia natural de un sector que se había ido resistiendo a la modernización de la tecnología y, en particular, de las herramientas que nos ofrecen la digitalización y la inteligencia artificial.

Por ejemplo, podemos crear plataformas en las que los distintos actores implicados en el sector puedan trabajar por primera vez en un entorno de colaboración y de transparencia. Creo que esta es una de las mayores palancas para afrontar esos tres grandes retos.

sector inmobiliario nuevas tecnologías

¿Qué puede aportar la inteligencia artificial a la transformación del sector inmobiliario?

La inteligencia artificial como tal no es más que una herramienta basada en la matemática y potenciada por una capacidad de computación muchísimo mayor; en realidad es una serie algorítmica que lo que pretende es emular a la inteligencia humana. Por sí sola no tiene la llave para resolver el problema de la vivienda, pero es una palanca para acelerar la transformación del sector, y podemos aprovechar esa transformación para hacer autocrítica y analizar las deficiencias actuales y resolverlas de una en una. Hoy por hoy las metodologías más tradicionales se han revelado totalmente inoperantes, la IA puede aportar esas soluciones que necesitamos, paso a paso.

¿Qué soluciones aporta vuestra aplicación basada en inteligencia artificial Nidus Lab?

Antes de llegar a la construcción, lo primero que hay que decidir es qué se puede hacer en un solar. Esta parte inicial del proceso de definición, la fase de viabilidad del anteproyecto de arquitectura, representa aproximadamente el 10% del gasto del proyecto pero supone el 90% del riesgo. Lo que pretendimos con Nidus fue desarrollar una tecnología que eliminara toda la parte de coste hundido que requería un trabajo muy laborioso de prueba y error, donde se iba un poco a ciegas. Y quisimos hacerlo sin sacrificar lo más mínimo la inteligencia, creatividad y sensibilidad de un arquitecto, sus capacidad para interpretar las condiciones de un lugar y para aportar valor desde el punto de vista del paisaje urbano.

Esta tecnología consigue desarrollar de manera más científica todos los posibles proyectos que se pueden testar en un mismo solar, y ayuda al usuario a seleccionar aquellos que mejor responden a sus necesidades. Así no solo se acortan de manera muy drástica los plazos de ese primer estudio, sino que además permitimos que se exploren escenarios de prueba mucho más amplios que los actuales y podemos incluso mejorar la eficacia de esos proyectos.

¿Qué resultados se están obteniendo con Nidus Lab?

En el caso de la herramienta de Nidus Housing, que se utiliza para proyectos de viviendas, estamos viendo que en muchos casos se mejora entre un 3% y un 8% el número de viviendas en una misma edificabilidad. En proyectos de residencias de estudiantes o de co-living, las mejoras pueden llegar del 10% al 12% en el número adicional de habitaciones.

Esa mejora nos ha dado muchísima energía y ambición, y más adelante nos hemos dado cuenta de que esta tecnología y el enfoque que hemos utilizado se pueden usar también en otras verticales, como el desarrollo de la prefabricación o de la industrialización de la arquitectura. Podemos mejorar la cadena de valor, la ingeniería de detalle y con ello no solo reducimos las horas efectivas que se destinan a un trabajo sino que logramos también reducir el desperdicio de material, por ejemplo.

¿Con qué rapidez permiten trabajar estas nuevas aplicaciones tecnológicas?

En cada uno de esos procesos podemos estar ahorrando entre 500 y 2.000 horas de trabajo. El algoritmo es capaz de hacer esos trabajos repetitivos de manera automática. Le hemos dado al arquitecto una herramienta para que todas las tareas de prueba y error, en los que no aporta más valor, pueda hacerlas una máquina, sin perder la aportación, creatividad y sensibilidad del arquitecto o del ingeniero.

La rapidez es mucho mayor. Estamos hablando de que un trabajo que se hacía en semanas ahora se resuelve en minutos. Pero no nos queríamos quedar ahí. Automatizar una tarea porque sí no tiene ningún sentido, queríamos también ofrecer la capacidad para mejorar el resultado, como con la obtención de más unidades habitacionales en el mismo proyecto, o poder explorar arquitecturas más creativas o con geometrías más complejas. En el caso de la prefabricación de elementos y componentes, no solo queremos poder trabajar más rápido sino de manera más eficaz y con menor generación de residuos que en la forma tradicional.

sector inmobiliario nuevas tecnologías

sector inmobiliario nuevas tecnologías

¿Qué papel juega la sostenibilidad en este conjunto de mejoras de los procesos que permite la tecnología?

Nuestro objetivo es hacerlo más rápido, mejor y más sostenible. Añadimos la sostenibilidad a este mix mediante la reducción de materiales, y también consiguiendo viviendas o unidades habitacionales más eficientes energéticamente. Dentro de las políticas de sostenibilidad de la Unión Europea, en breve tendremos que aplicar normas relativas a la huella de carbono a lo largo de todo el ciclo de vida de un edificio. Ya no tendremos que fijarnos solo en el carbono embebido en los materiales que se emplean en la construcción o la propia carbonización del proceso constructivo, sino también en el empleo del agua y la contribución de CO2 durante el ciclo de vida del edificio en operación.

Hasta ahora la gran mayoría de decisiones relativas a la sostenibilidad se tomaban cuando el proyecto de construcción estaba completamente definido, y muchas veces eso incrementaba los costes de construcción y las dificultades de implementación. Nosotros defendemos que las decisiones son siempre más baratas y más inteligentes si se toman sobre la hora en blanco.

La tecnología nos permite introducir los criterios de sostenibilidad de forma temprana, en el mismo momento en el que estamos experimentando con distintos escenarios del proyecto. De este modo, tenemos la capacidad de tomar decisiones no solo en base a los criterios habituales de ratio, de rentabilidad o estéticos y compositivos del proyecto, sino incluso directamente con aquellos relacionados que van a impactar en la sostenibilidad.

¿Cómo ves al sector inmobiliario ante todas estas novedades tecnológicas?

Me he llevado una sorpresa muy agradable, porque siempre hemos oído el mantra de que el sector inmobiliario es muy tradicional, muy resistente al cambio y con dificultad para incorporar la tecnología. Y es verdad que ha sido así históricamente, y sigue habiendo unas barreras de entrada importantes y muchos desarrollos se quedan en promesas tecnológicas con dificultades reales de implantación. Pero me he encontrado un sector que es perfectamente consciente de cuáles son sus barreras y que está ávido por encontrar e incorporar soluciones que ayuden a superarlas.

A mí me gusta decir, y creo que ya es una teoría que compartimos muchos en España, que los grandes desarrollos tecnológicos dependen muchísimo más de las personas que de la tecnología en sí misma. Lo que tenemos que hacer es no dejar a nadie atrás. Y para ello debemos crear herramientas que sean sencillas de manejar, que se incorporen con naturalidad a los flujos de trabajo; no pretender modificar de repente cómo se hacen las cosas, sino crear herramientas que nazcan desde el sector para el sector, porque el sector conoce sus puntos de dolor mejor que nadie.

Cuando alguien ve que de verdad su vida mejora, que un trabajo que le era tedioso y que le llevaba mucho tiempo y que se quedaba en un coste hundido se hace de manera más eficaz,  permite explorar más opciones, ser más creativo y efectivo y tiene unos retornos importantes en la rentabilidad de su inversión en una tecnología, esa resistencia se vence por completo.

¿Cuál crees que será la evolución de la tecnología para el sector inmobiliario en los próximos años?

Quienes estamos metidos en el emprendimiento tecnológico casi tenemos la obligación de imaginar un escenario a varios años vista para saber a dónde queremos llevar al sector. Yo creo que la construcción va a evolucionar muchísimo. En España la construcción industrializada representa alrededor del 1% del volumen de la construcción residencial, un porcentaje ridículo respecto a otros países del norte de Europa que están en rangos del 50% o de países de clima muy extremo donde están ya en rangos del 90%. La necesidad de hacer proyectos de mayor calidad, en un tiempo menor, de forma mucho más sostenible y teniendo en cuenta además el problema de la mano de obra van a contribuir a que tendamos a la industrialización.

Imagino la industrialización en la fabricación de componentes, asistida por líneas robotizadas, y también cierta robotización en las propias obras de construcción, más precisa y segura y con menor riesgo físico para las personas. Pero, además, imagino una industrialización que no signifique estandarizar, sino en la que aprovechemos el sistema industrial para eliminar todas las barreras que nos impone ahora mismo la construcción tradicional.

Y mi otro sueño sería que la tecnología permitiera crear una única plataforma en que la pudiéramos intercambiar nuestros saberes y capacidades todos los actores de la cadena de valor: la administración pública, los promotores, los financiadores, los diseñadores, los constructores, los comercializadores… y que pudiéramos verdaderamente empezar a trabajar de manera colaborativa y transparente. Que dejáramos de trabajar en silos independientes en los que generamos datos desestructurados para poder compartir y aprovechar todo este conocimiento de manera conjunta.