¿Otra vez un artículo de marca personal? Sí, yo también pensaba que esto estaba muy trillado y que no entraba en plan de contenidos a tratar en el blog, pero permitidme contaros una anécdota que me ha hecho cambiar de opinión…

La llamada del empleador inmobiliario

Hace unos meses, recibí una llamada del dueño de una pequeña red de agencias inmobiliarias, en la cual, después de ponernos al día y de darme su opinión sobre nuestro podcast, me pidió un favor: que le recomendara un buen comercial.

Primero me detalló los criterios de lo que buscaba: nada fuera de lo normal: que venga del sector, que tenga x años de experiencia, que pueda trabajar tanto con propietarios como con compradores, que conozca el mercado en cierta zona de Madrid, que sepa utilizar CRMs inmobiliarios, que tenga capacidad de comunicación y negociación, etcétera.

Luego me dijo algo que me sorprendió:

– Y Juan Carlos, por favor, no me recomiendes a nadie que haya trabajado en (nombre de una famosa red de agencias inmobiliaria), ni en (nombre de una famosa red de agencias inmobiliarias 2), porque vienen todos con muy mala escuela y acaban generando problemas…

A lo que yo le dije:

– Hombre, Paco (nombre ficticio), tienen una política muy agresiva de ventas, pero cada persona es un mundo. No todos van a ser malos perfiles. De hecho, yo conozco a algunos que son brillantes…

Y él me respondió:

– ¡No te lo crees ni tú! Salen de allí descontrolados y es casi imposible hacer que trabajen en equipo. 

Estuvimos un rato discutiendo sobre ello, pero le aseguré que intentaría ayudarle, poniéndole en contacto con algunos comerciales inmobiliarios. Sin embargo, al pensarlo tenía muy malas sensaciones. La mala praxis de algunos pseudo profesionales que habían trabajado en un par de red de agencias inmobiliarias habían destruido la marca personal del resto, incluso las marcas de ambas redes. Ahora la etiqueta de todos esos profesionales era la de vienen con muy mala escuela y son problemáticos.

Le dije que si quería les daba su teléfono o bien la página de empresa en LinkedIn, para que pudiesen saber un poco más sobre la empresa. Su respuesta tampoco me gustó y eso que es muy amigo mío…

– Juan Carlos, dales mi teléfono, no tengo página de empresa en LinkedIn. Como redes sociales nosotros solo utilizamos Instagram y Facebook para subir los pisos. 

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La llamada al comercial inmobiliario

Decidí llamar a un ex compañero de una empresa tecnológica en la que trabajamos juntos años atrás. Desde hacía doce años, él trabajaba para el sector inmobiliario, con resultados comerciales muy buenos, pero con la COVID-19 su actual empresa había decidido cerrar y estaba en búsqueda activa de empleo.

– Pablo (nombre ficticio), tal agencia está buscando un comercial. Paco, su dueño, es amigo mío y es un buen sitio para trabajar. Estaba pensando en recomendarte, ¿te puede interesar?

– Sí, bueno depende de las condiciones, la zona, etcétera. Pero en principio sí, porque estoy buscando empleo… 

– Vale, pues te paso su teléfono y llámale, porque querrá entrevistarte. Por cierto, ¿tienes actualizado tu perfil profesional en InfoJobs y LinkedIn?, 

– No, pero ya sabes que llevo muchos años en el sector y conozco a casi todas las empresas…

– Pablo, tú actualízalo antes de llamarle, por favor.

Un final atípico

Como podéis imaginar, el final de esta historia fue positivo. Paco contrató a Pablo y ahora es su jefe de ventas. La semana pasada, hablé con cada uno de ellos para ver cómo les iba y, nuevamente, lo que me dijeron me sorprendió

¿Pablo cómo te va? Me he enterado que Paco te ha hecho jefe de ventas…

– Sí, estoy muy contento, esto es una gran empresa. De hecho, casi meto la pata las primeras semanas, porque pensaba que esto era un chiringuito. La web era un desastre, las redes sociales eran un almacén digital de inmuebles que nadie cuidaba… Pero Paco es, probablemente, el gerente que más sabe del sector y el mejor relacionado de todas las agencias por las que he pasado. A pesar de eso, huye de la visibilidad pública…

También llamé a Paco y lo que me contó hizo que me diera cuenta de que queda mucho por hacer en la marca personal de muchos profesionales del sector.

– ¿Paco cómo os van las cosas? ¿Qué tal Pablo?

– Pues para resumirlo, Juan Carlos, solo te digo que te debo una comida y, además, de las caras. Pablo es un chaval muy trabajador, con buenas ideas. Tiene dotes de liderazgo y sus compañeros lo adoran. Además, hemos hecho algunos cambios que nos han traído buenos resultados. 

– Me alegro mucho, Paco. 

– Y eso que casi no lo contrato. Le di una oportunidad porque venía recomendado…

– Pero, ¿por qué, Paco? 

– Bueno, tenía las redes sociales llenas de mensajes de política. Sobre inmobiliaria o temas profesionales no tenía nada, por lo que me dio la impresión de ser un chico con poca experiencia. Pero está claro que estaba equivocado: es un todoterreno y sabe de qué va esto.  

Conclusión

Paco es un empresario brillante y del que tenemos mucho que aprender. Ha montado una red de contactos que hace que su negocio tenga continuidad a pesar de las crisis, pero no le gusta la visibilidad y su presencia digital como profesional es prácticamente inexistente.

La potencia de su marca personal solo es perceptible por las personas que lo conocemos o pertenecemos a su red de contactos. ¿Dónde llegaría el negocio inmobiliario de Paco si el impacto de esa marca personal fuese trabajado y difundido?

Pablo, por su parte, es un profesional destacable, con experiencia, conocimientos y dotes de liderazgo, pero sus redes sociales son un juguete público donde reflexionar sobre política y fútbol, temas que pueden perjudicarle profesionalmente.

Pablo es licenciado en Administración y dirección de empresas, tiene un máster y habla tres idiomas. Sin embargo, cree que poner en relieve digitalmente estas fortalezas queda exclusivamente reservado al currículum vitae. ¿Creéis que habría estado buscando trabajo cuando cerró su anterior empresa si hubiese desarrollado mejor su marca personal?

El desarrollo de la marca personal no va de tener una web o perfiles en redes sociales cuidados. Va de cómo nos diferenciamos y cómo nos perciben los demás antes, durante y después de conocernos. Os comparto algunas pautas para trabajarla.

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8 pautas para tener una marca personal adecuada

1. Desarrolla tu propia marca personal.

Trabajas para una empresa, pero tú trayectoria, reputación y relevancia es algo que debes trabajar, enseñar y hacer crecer de forma individual, digital y orgánica.

2. Diferenciación

Cuando hablamos de un nuevo entorno global digital también nos referimos a que para destacar hay que diferenciarse. Hacer lo mismo que el resto no suma. Busca qué puedes aportar, qué aspectos te distinguen de tus competidores y lanza tu propuesta de valor al mercado.

3. Estrategia

Define un plan, a quién vas a dirigirte, cuáles son tus mensajes clave, a través de qué medios vas a llegar a ellos. Define tu roadmap a corto, medio y largo plazo.

4. Red de contactos

Establece, tal cómo ha hecho Paco, una red de contactos sólida, virtual y presencial. La interacción con otros profesionales te abre puertas, oportunidades y conocimientos. No esperes a cambiar solo tarjetas en SIMA o Inmocionate.

5. Formación

Es la mejor inversión para que crezca tu marca. Hazlo continuamente y pon en práctica lo aprendido. Es la mayor inversión en oportunidades.

6. Presencia Digital

Trabaja tu presencia digital, define en qué plataformas vas tener presencia, define un plan de contenidos para alimentar cada una de ellas y sé constante. ¿Vas a tener una web? ¿En qué redes vas a tener perfil y cada cuanto tiempo vas a publicar contenidos? Trabaja la calidad de los mismos. 

7. Nuevos entornos y storytelling

Para que una marca personal sea relevante, hay que arriesgarse: probar nuevos entornos y contar a los demás tu experiencia en los mismos.

8. Visibilidad de alto impacto

Hay que trabajar en tener visibilidad, pero solo en aquello que nos reporte un alto impacto en nuestro negocio y nos acerque a los objetivos que nos hemos marcado.