¿Qué ocurrirá en los próximos meses en el mercado inmobiliario en España? Es la pregunta que se hacen miles de profesionales del sector en un momento de incertidumbre tras la pandemia, la guerra en Ucrania y las decisiones del Banco Central Europeo. Y el economista Gonzalo Bernardos ha dado una respuesta optimista en su ponencia durante Fotocasa Pro Conference: prevé cierta desaceleración en las ventas, pero nada parecido a una burbuja inmobiliaria. Y las perspectivas para las agencias inmobiliarias que ofrecen calidad en sus servicios son muy positivas.
No somos el vagón de cola de Europa
Es evidente que la situación actual es complicada en todo el mundo, pero a diferencia de otras ocasiones, ahora España no se encuentra en las peores posiciones. “Ahora los mayores problemas los tienen en Alemania y los Países Bajos”, ha indicado Bernardos. “Aquí la economía puede caer en algún trimestre en 2023, pero mantendrá el crecimiento en general. A diferencia de Alemania, no dependemos de Rusia, no nos afecta tanto la crisis industrial, tenemos suministro asegurado de gas y el sector turístico seguirá creciendo en 2023 tras los récords conseguidos en lo que llevamos de 2022”.
Además hay que tener en cuenta el aporte de los fondos europeos y el mayor ahorro de las familias acumulado en los últimos años, que ofrecen una seguridad mucho mayor a la que se tenía en otros momentos.
No habrá burbuja inmobiliaria
El PIB en 2020 registró una caída del 11,3%, la mayor registrada en tiempo de paz desde 1868. Pero si en otras ocasiones la bajada del PIB había supuesto una bajada de la demanda y del precio de la vivienda, en este caso se dio justamente lo contrario: aumentaron y vivimos un nuevo boom inmobiliario. “Ante esta situación, a finales de 2021 podía haber cierta preocupación de que los precios siguieran creciendo y llegaran a crear una burbuja”, indica el experto. “Ahora podemos asegurar que no habrá burbuja inmobiliaria en los próximos años”
Subida de interés y acceso a la vivienda
La reducción de exportaciones de gas ruso, el aumento del precio de la electricidad y de la inflación y las decisiones del Banco Central Europeo -tardías, en opinión del experto- ha afectado al crédito y las hipotecas. Y, previsiblemente, los intereses seguirán creciendo: “Excepto gran sorpresa, el euríbor el año que viene puede alcanzar entre el 3% y el 3,5%. En un año habrá subido de manera muy importante el tipo de interés hipotecario”, indica Bernardos.
La consecuencia más directa es que la banca limite las concesiones de créditos y los jóvenes tengan aún más complicado comprar vivienda. Y eso a pesar de tener unas cifras de empleo de récord y que el mercado de trabajo “continua funcionando muy bien”.
Bajada de precios en 2023
Esa limitación de acceso a la compra de una vivienda por parte de los jóvenes afectará sobre todo a ciudades medianas y pequeñas, en las que hay una gran oferta de viviendas por debajo de 150.000 euros. Por tanto, quien quiera vender, ante la disminución de la demanda, tendrá que bajar los precios.
En las buenas ubicaciones de las grandes ciudades, sin embargo, afectará menos, porque los compradores suelen ser quienes quieren mejorar su vivienda y, normalmente, dependen menos de la financiación. También se mantendrá la demanda por parte de los inversores patrimonialistas, aunque previsiblemente baje la de aquellos que se dedican a comprar, reformar y vender, porque sus margen serán más reducidos.
En resumen: “el mercado inmobiliario se verá afectado por los tipos de interés en 2023, veremos menos alegría de financiación que en 2022, pero no será radical, porque no se prevé reducción de empleo ni hay precios exagerados excepto en algunosbarrios de las grandes ciudades”, ha explicado el economista.
Más fácil captar y más difícil vender
Ante esta situación, Gonzalo Bernardos ha remarcado que los profesionales del sector inmobiliario no tienen motivos para ser pesimistas, sobre todo aquellos que ofrecen servicios de calidad, que son los que más van a destacar el año que viene.
“2023 será menos bueno que 2022, pero nada grave. Será mucho más fácil captar y conseguir exclusivas, y más difícil vender, pero desaparecerán muchos de los abogados, gestores, administradores de fincas o particulares que ahora están comercializando vivienda y los clientes se decantarán por las agencias con buenas referencias”, añade el economista. “Para las inmobiliarias que ofrecen servicios de calidad la recesión no existirá”.