La recuperación del sector inmobiliario a lo largo de 2021 y el repunte esperado para 2022, con incrementos de precio de hasta el 6%, responde a la tendencia de la oferta y la demanda y no a una burbuja o un “mercado desconectado de la economía real o de las posibilidades financieras de los compradores”, como ha explicado Funcas en un comunicado difundido este lunes.
La demanda tras la pandemia ha estado impulsada por el ahorro de las familias durante ese periodo, con un aumento de 75.000 millones de euros entre 2020 y 2021. Por eso, Funcas descarta que se esté dando un sobrendeudamiento como el vivido durante los años de la burbuja inmobiliaria.
Además, a ese ahorro familiar contribuyen la liquidez, los bajos tipos de interés y la buena marcha del empleo.
Desde el lado de la oferta, el parón en la construcción durante la pandemia y los cuellos de botella en la cadena de suministros han reducido el número de viviendas disponibles. Aunque se espera que los segmentos de vivienda nueva comiencen a acelerarse, Funcas apunta que “esta situación de sobredemanda debería perdurar en los próximos meses”.
Esfuerzo en la media pre burbuja
Funcas sostiene que el esfuerzo en la compra de vivienda en la actualidad se mantiene en la media pre burbuja de 2000 y del periodo expansivo anterior a 2008. Sin embargo, se sitúa un 30% por encima de los niveles de 2019.
El precio medio de la vivienda representa unos siete años y medio de la renta disponible de los hogares. Asimismo, no existen indicios de una relajación de los estándares crediticios, del mismo modo que el mercado español tampoco se enfrenta, por el momento, a un problema de sostenibilidad financiera.
Funcas prevé que el sector inmobiliario perderá el impulso de los últimos años en 2023, cuando los tipos hipotecarios incorporen el giro de la política monetaria y aumente la oferta de vivienda disponible, lo que llevará a unos precios “en línea con la renta disponible de los hogares”.