Con el inicio del nuevo curso académico, numerosos estudiantes se sumergen, en muchos casos por primera vez, en el mercado de la vivienda. La movilidad por estudios, especialmente en la etapa universitaria, propicia cambios de ciudad y, en consecuencia, la búsqueda de lugares donde residir que, en muchos casos, son habitaciones en pisos compartidos. En nuestro país hay un 3% de españoles mayores de 18 años que en los últimos doce meses ha alquilado o intentado alquilar una habitación en un piso compartido, según el análisis “Perfil de las personas que comparten vivienda” realizado cada año por Fotocasa Research con la intención de conocer la realidad de las personas que alquilan habitación en un piso compartido.
El dato de demanda de habitación en piso compartido, el 3%, se caracteriza por la estabilidad ya que, en los últimos años, siempre se ha movido en este porcentaje. Si estos demandantes los juntamos con los que han alquilado o intentado alquilar (que representan el 10% de la demanda) hay actualmente un 13% de españoles que han participado como demandantes en el mercado del alquiler. Esta cifra es idéntica a la de 2022, aunque algo inferior que el 14% registrado en 2021.
“El precio del alquiler en máximos históricos empuja cada vez más a los ciudadanos a verse en la obligación de compartir vivienda, por la imposibilidad de hacer frente al pago de una entera. Es una situación que refleja las dificultades de acceso a la vivienda de una parte muy importante de la población, ya que quienes comparten, ya no son exclusivamente estudiantes que acaban de independizarse, sino que el perfil medio es una mujer de unos 34 años. Los jóvenes ven en los pisos compartidos la única salida hacia la emancipación, ya que permite repartir gastos. Derivado de los altos precios surgen necesidades como la de ahorro, que hace que se duplique el porcentaje de quienes comparten vivienda con el objetivo de economizar sus gastos y comprar vivienda en un futuro”, explica María Matos, directora de Estudios y portavoz de Fotocasa.
Uno de los motivos para compartir: ahorrar para una casa mejor
¿Por qué razones se decantan los demandantes de vivienda de alquiler por una habitación en un piso compartido? En la mayoría de los casos, los desencadenantes principales son económicos. De hecho, el motivo que mencionan casi la mitad de estas personas (44%) es que no tienen la posibilidad de pagar un alquiler ellas solas.
En línea con los asuntos económicos, también hay un 20% que lo considera una forma de poder ahorrar para comprarse otra casa en el futuro. Una razón que, además, ha crecido de manera estadísticamente significativa en el último año: en 2022 solo un 10% hacía referencia a este motivo.
Al margen de estos dos aspectos, hay otras tres razones que mencionan más del 15% de los usuarios. En primer lugar, hay un 23% que se decanta por esta modalidad de alquiler porque se adapta a lo que necesita. Y, también, hay un 15% que afirma que no ha podido encontrar nada mejor y otro 15% que lo elige porque le resulta más cómodo.
El 63 % de los inquilinos considera el precio una dificultad para acceder a una habitación en un piso compartido
Uno de cada cinco inquilinos o potenciales inquilinos de una habitación en un piso compartido (22%) busca vivienda en una provincia diferente a la de su lugar de residencia. A todos ellos hay que sumar el 36% que, pese a no moverse de provincia, sí que planea trasladarse a una localidad distinta.
Como resultado de esta operación, se puede observar que más de la mitad de las personas que participan en el mercado de alquiler como demandantes de una habitación en un piso compartido están sujetos a una movilidad considerable. Un hecho que se explica precisamente por el perfil estudiantil que caracteriza a este tipo de inquilinos, que se trasladan a otras ciudades con el objetivo de avanzar en su etapa académica.
Si hablamos de piedras en el camino de búsqueda de una habitación en un piso compartido, la más repetida es el precio. De hecho, seis de cada diez inquilinos efectivos mencionan esta cuestión.
Tras el apartado económico, las tres dificultades más recurrentes son la antigüedad de las viviendas (37%), el estado de las viviendas (34%) y los requisitos que exigen los propietarios a los inquilinos (33%).