BBVA Research prevé un menor crecimiento de la inversión en vivienda por los cambios regulatorios, con un avance del 4,6% este año y un 4,3% en 2020, tras cerrar el año pasado con un crecimiento del 6,9%, al tiempo en construcción estima un avance del 4,8% y del 4,7%, respectivamente.
Así figura en el informe ‘Situación España’ elaborado por el servicio de estudios de la entidad, que señala que la contribución de la inversión en vivienda podría no ser tan elevada como esperaba en el anterior informe, al estimar un avance del 4,6% este año y del 4,3% en 2010, por debajo de su anterior pronóstico.
Esto se debe a los cambios regulatorios que “afectan al sector y aumentan la incertidumbre jurídica para el arrendador, reducen los incentivos para la entrada de grandes inversores y que vuelven menos atractiva la compra en regiones con exposición al sector turístico”.
El informe explica que el cierre de 2018 estuvo marcado por una “creciente inseguridad” jurídica motivada por cambios regulatorios en torno a la liquidación del impuesto de Actos Jurídicos Documentados, lo que se plasmó en una desaceleración de la venta residencial, “probablemente transitoria”, de la que “el sector parece no haberse repuesto totalmente en los primeros compases del año en curso”.
Además, considera que los cambios legislativos en torno al mercado del alquiler residencial podrían tener un carácter más permanente, ya que el aumento de la inseguridad jurídica de los arrendadores de viviendas “puede desalentar los incentivos de inversores, tanto particulares como institucionales, e impactar en la oferta de alquileres”.
Una circunstancia que podría acusarse más en las regiones con mayor exposición al turismo, también aquejadas por el agotamiento de los flujos de visitantes no residentes, añade BBVA Research.
De esta forma, prevé una revisión a la baja de la inversión en vivienda en el presente bienio, que será algo más intensa en 2019 dado el mayor impacto de los cambios regulatorios, por lo que espera un crecimiento de la inversión del 4,6% en el año en curso, 1,6 puntos porcentuales menos que en el escenario anterior, y del 4,3% en 2020 (1,9 puntos porcentuales menos).
El nuevo crédito retrocede
Además, el informe refleja que el stock de crédito al sector privado moderó su caída al inicio de 2019, con un retroceso del 3,1% en enero, mientras que las nuevas operaciones concedidas también se situaron en terreno negativo al comienzo de 2019 y cayeron un 9,4% en los dos primeros meses del año.
Por tipo de operaciones, las de financiación a empresas han mostrado un comportamiento negativo durante los dos primeros meses del año. Así, la financiación de empresas de más de un millón de euros descendió un 10,2% en el acumulado enero-febrero, mientras que para las inferiores a un millón de euros fue del 14,4%.
En las operaciones a familias, se aprecia “cierta fatiga” al comenzar el año, pero aún mantienen un crecimiento del 3,2% hasta febrero, apoyadas por las operaciones destinadas a la financiación de bienes de consumo y a la adquisición de vivienda, pero lastradas por el resto de financiación a hogares.
Por otra parte, el precio del nuevo crédito se mantiene en mínimos, dados los reducidos tipos de interés, las buenas condiciones de liquidez para los bancos, el bajo riesgo soberano y el menor riesgo de crédito afrontado por las entidades).
Sin embargo, en algunas carteras “parece que se ha alcanzado un umbral mínimo en un entorno de estrechamiento de los márgenes de intereses y de cambios en la estructura de plazos”, apunta BBVA Research.
Este es el caso de los tipos para adquisición vivienda (2,38% TAE promedio en febrero, 17 puntos básicos más que hace un año), que muestran una “resistencia” a seguir bajando, por la creciente importancia que están cobrando las hipotecas a tipo de interés fijo (hasta febrero el 40% de los nuevos créditos hipotecarios, frente al 35% en 2018) y porque el Euríbor 12 meses ha comenzado a repuntar muy ligeramente (8 puntos básicos más que hace un año) desde niveles aún negativos.
Al respecto, el servicio de estudios de la entidad matiza que todavía no hay evidencia clara sobre la posible repercusión a los tipos hipotecarios de la asunción del impuesto de actos jurídicos documentados (AJD) por parte de las entidades.