Tras dos años en los que el sector inmobiliario ha batido cifras récord, tanto en compraventas como en cuanto a firmas de hipotecas, parece que durante los próximos meses el número de transacciones se normalizará debido, sobre todo, a la inflación, la subida de tipos y al encarecimiento de las hipotecas. Todo ello, aunque no afectará gravemente a nuestro mercado, sí tendrá cierto impacto, de ahí que debamos tener en cuenta la importancia del autodesarrollo y de la mejora continua en momentos de cambio.
Plantéate tus objetivos
Lo primero en lo que debemos pensar es en identificar cuál es nuestro objetivo de autodesarrollo, es decir, qué meta queremos alcanzar. No podemos pensar en general, la idea es definir dos o tres objetivos más pequeños o específicos que nos aporten beneficios en nuestra profesión.
Imaginemos que queremos potenciar nuestra comunicación. Esta habilidad es demasiado genérica, y sería más interesante que, si hablamos del sector inmobiliario, nos centráramos en algo más concreto como nuestra comunicación verbal, escrita, telefónica, pero también como el networking en zona o la presentación de nuestros servicios a los clientes vendedores.
De esta forma podremos diseñar nuestro proceso de autodesarrollo más adaptado a nuestras necesidades reales y de una manera más sencilla.
Piensa en el valor que te aportará
Tras el punto anterior, ya sabemos en qué queremos mejorar, ahora debemos saber para qué queremos lograrlo, es decir, los beneficios que obtendremos cuando lo consigamos.
Así pasaremos de lo racional a lo emocional y nos comprometeremos mucho más a la hora de realizar las tareas y alcanzar las metas que nos hemos fijado.
Si continuamos con el ejemplo anterior, imaginemos que queremos mejorar la presentación de nuestros servicios a clientes vendedores. ¿Para qué? Para aumentar la ratio de visitas a firmas de encargo en un 20 %.
Si actualmente necesitamos cinco visitas para cerrar una captación, cuando pasen seis meses reduciremos esta cifra pasando de cinco visitas a cuatro. Por tanto, en un mes, con el mismo número de visitas (veinte en total) podremos conseguir una captación en exclusiva más (pasaremos de cuatro a cinco captaciones).
Analiza tus fortalezas y tus áreas de mejora
Todas las personas, ya tengamos poca experiencia o llevemos mucho tiempo ocupando el mismo puesto, tenemos habilidades y conocimientos que nos ayudan a alcanzar nuestras metas y otros aspectos que debemos mejorar para lograr el éxito.
De ahí que, antes de comenzar a ponernos manos a la obra, sea necesario realizar un autoanálisis para identificar nuestros puntos fuertes y nuestras áreas de mejora con relación al objetivo que hemos pensado.
Lo importante es que detectemos las habilidades o conocimientos que nos facilitarán alcanzar nuestras metas y aquellas que sea necesario reforzar o mejorar. Tras este trabajo ya tendremos algunas herramientas a las que podremos acudir en caso de necesitarlas.
Por ejemplo, pensemos que la llamada telefónica no se nos da muy bien y ganamos mucho más en el cara a cara.
Incluye nuevas acciones en tu día a día
Siguiendo el punto anterior se nos ocurre que podemos plantear reducir en lo posible el tiempo de estas llamadas vía teléfono y aumentar las videollamadas, ya que nos sentimos más a gusto, somos capaces de mostrar documentación que puede interesar a los vendedores y nos facilita el cierre de la visita a su vivienda.
De la misma forma, podemos plantear otras acciones como puede ser reunirnos con nuestra compañera Sara que se le da muy bien el contacto telefónico y, por un lado, hacer un acompañamiento observando cómo realiza ella estas llamadas y, por otro, diseñar un guion de llamadas con su ayuda.
Debemos pensar en al menos tres acciones relacionadas con cada objetivo para tener una mayor seguridad de que vamos a lograr alcanzar estas metas.
Mide tus avances
No sirve de nada ponernos a hacer cosas nuevas si no medimos los resultados, por eso debemos registrar todo lo que hacemos y los avances que iremos logrando poco a poco.
Eso sí, es importante que no nos centremos en los resultados. Siempre debemos tener en cuenta el objetivo. Es muy difícil percibir los cambios durante los primeros días, de ahí que nos desmotivemos rápidamente si solo pensamos en los resultados que estamos logrando. Si cambiamos y ponemos el foco en el objetivo y, sobre todo, en el paraqué de alcanzarlo, será más fácil no perder la motivación y estar mucho más centrado.
Sin embargo, tener un diario de qué estamos haciendo y qué vamos consiguiendo, a medio plazo nos dará una visión mucho más realista de a dónde estamos llegando y podremos realizar un mejor análisis del camino realizado hasta el momento.
Toma medidas correctoras
Ahora que ya hemos hecho el análisis debemos pensar en qué estamos haciendo que nos está ayudando en todo este proceso y que debemos mantener, qué deberíamos eliminar y qué podemos mejorar.
A esto se le llama hacer una retrospectiva, es decir, debemos pensar en todo el camino realizado ahora que ya tenemos una mayor experiencia y podemos tomar medidas que anteriormente no se nos hubieran ocurrido.
Es este paso el que más valor aporta de todo nuestro plan de autodesarrollo, ya que es lo que nos hace madurar y ser mucho más conscientes de lo que es realmente importante para mejorar y alcanzar el objetivo marcado.
Disfruta del cambio
Y todo lo anterior no sirve de nada si realmente no queremos hacerlo. Es necesario sentir motivación, compromiso y responsabilidad cuando queremos comenzar un proceso de cambio para mejorar en nuestro desarrollo profesional. Sin olvidar que disfrutar del camino es aún más importante para no desviarnos del camino y no perder las ganas y la fuerza para conseguirlo. ¿Te apuntas al cambio?