Los sucesivos confinamientos han obligado a las empresas a digitalizarse y a aprovechar al máximo la tecnología. Las habilidades digitales, así como las carreras en ciencia y tecnología resultan cada vez más críticos para la búsqueda de trabajo. Sin embargo, la evolución hacia este tipo de perfiles pone de manifiesto la brecha existente entre hombres y mujeres a la hora de hablar de innovación.
Menos del 20 % de los trabajadores tecnológicos son mujeres
En los países de la OCDE, menos del 20 % de los trabajadores tecnológicos son mujeres. En cuanto al liderazgo en el emprendimiento, tanto en Europa como en el mundo solo el 15,6 % de personas que arrancan una startup son mujeres.
Esta brecha se encuentra ya presente en la educación obligatoria, donde la representación de mujeres en el contenido impartido es ínfima. Las asignaturas de ciencias estudiadas en la ESO mantienen un porcentaje de presencia femenina en torno al 8 %.
Por tanto, en la infancia y adolescencia se empiezan a dibujar diferencias estructurales que luego se verán reflejadas en la edad adulta. Por ejemplo, entre las personas con estudios universitarios, hay cinco veces más hombres que mujeres con carreras de tipo tecnológico.
Un panorama poco alentador en el paso de lo educativo a lo laboral
Además, para aquellas mujeres que vencen la barrera educacional y deciden dedicarse a puestos relacionados con la tecnología, el panorama no es alentador. El 63 % de los casos las propuestas salariales son más altas para los hombres que para las mujeres en el sector tecnológico. Para el mismo puesto y la misma compañía. Un hecho que se une a la explicación de las bajas cifras de empleo y liderazgo femenino en innovación.
La desigualdad se agrava en puestos directivos y en tecnológicas dedicadas al ladrillo
Según datos de 2015, a nivel mundial, solo el sector inmobiliario y el de industrias extractivas se encuentran por debajo del tecnológico en cuanto al porcentaje de mujeres con posiciones directivas[5]. Por tanto, uno de los sectores más reforzados por la crisis, el tecnológico, y uno de los que tiene más peso en España, el inmobiliario, son dos de los mercados que cuentan con menos puestos directivos ocupados por mujeres. Una desigualdad que aumenta aún más cuando se juntan ambos sectores, como en el caso de las Proptech.
Ya en 2019, Tiko, la Proptech española dedicada a la compraventa de viviendas, señalaba que solo el 11% de los puestos de máxima responsabilidad en las Proptech están ocupados por mujeres.
Una de las mujeres que lidera una Proptech en España es precisamente Ana Villanueva, CEO Iberia de Tiko, la tecnológica que duplicó su volumen de negocio en 2020. “Hemos visto cómo las empresas y los perfiles de los trabajadores han experimentado una digitalización forzosa. Esa evolución debe ir acompañada por todos los colectivos para que no se produzcan desigualdades”, afirma Villanueva.
Por tanto, las iniciativas en la educación y en las empresas, que favorezcan oportunidades para mujeres en puestos tecnológicos, se han convertido en más necesarias que nunca. “Si no se impulsa una igualdad real en los sectores y empleos relacionados con la innovación, caeremos en el riesgo de que se agrave especialmente el desempleo femenino a raíz de la pandemia”, concluye.