El presidente del Consejo General de los COAPI de España, Gerard Duelo Ferrer, deja voluntariamente el cargo antes de finalizar su mandato, para poder dedicarse más intensamente, sin solapamientos ni tensiones internas con los colegiados, al proyecto de expansión de “api profesional” en toda España. Cree que su trabajo en el Consejo General como impulsor progresista para mejorar este colectivo ya ha alcanzado su límite.
Después de más de seis años al frente de la entidad, siendo el mandado continuado más largo de los 75 años de historia del Consejo General, Duelo Ferrer renuncia a seguir en el cargo, aun y faltando casi dos años más para su término, siendo la primera vez que alguien se va teniendo los votos a favor.
La principal causa radica en dos razones importantes:
“Por una parte, estoy agotado de intentar cambiar el rumbo de una entidad endémicamente frenada en su concepto de unidad nacional, dado que más del 70% de los COAPI muestran no tener medios, apenas tienen actividad, están prácticamente inactivos, no son representativos en muchas provincias, sus presidentes son muy heterogéneos, y económicamente están bajo mínimos o quebrados. Solo unos pocos tienen un funcionamiento bueno o aceptable, y la mayoría de estos carecen de un sentimiento de unidad nacional para abordar con valentía y en bloque la modernidad global del colectivo que obliga a nuevos cambios”, declara Gerard Duelo.
“La segunda razón de mi dimisión es la decidida intención de seguir trabajando sin encorsetamientos ni palos en las ruedas para potenciar la línea de reconversión hacia nuevas entidades API, mucho más modernas, dinámicas y adaptadas al futuro que nos llega, como así lo hicieron hace más de 12 años un grupo de COAPIS que actualmente afilian a casi 7.000 miembros “api profesionales” (sin apenas distinción entre colegiados y asociados), el doble de los actuales colegiados en toda España”, prosigue el ya expresidente.
“Casi 30, de 46 colegios, están excesivamente envejecidos, apagados de ánimos, faltos de ilusión y de medios ante las nuevas tecnologías que invaden nuestra profesión. Muchos presidentes están desprovistos del espíritu comercial suficiente que debe tener un agente inmobiliario, que es el colectivo esencial de los COAPI. Creo que hay muchos presidentes aferrados a un cargo que exige otra mentalidad“, añade Gerard Duelo.
“Contra ese ADN endémico no puedo hacer ya más de lo que hecho, que es ayudar a despertar a algunos COAPI a abrirse a todo tipo de agentes inmobiliarios y no solo mantenerse endogámicos a los que cumplen unos requisitos de colegiación quizás obsoletos, y fuera de la tendencia que exige de ellos la nueva sociedad española y Europa”.
“Mantenerme en el puesto, a pesar de disfrutar de los votos para hacerlo, y del propio prestigio del cargo, me obligaba a seguir encorsetado en unos estériles parámetros que me aburrían y me restaban energía y tiempo para ser útil al frente de la otras entidades regionales y nacionales, en las que sí siento ilusión y ganas de progresar profesionalmente, como es la entidad API ESPAÑA, que lidera desde hace años la marca “api profesional, sumando cientos de profesionales cada año, sin distinción de ser colegiados o asociados”.
Gerard Duelo confía en que su temprana marcha sirva para que algunos presidentes reflexionen desde la honestidad sobre el rumbo al que debe girar rápidamente el Consejo General si desea sobrevivir a las actuales dificultades.
“No han sido las tensiones ni las discrepancias con algunos, que las ha habido, lo que ha motivado mi decisión, sino la extensa apatía y la falta de un pensamiento común, orientado a una imprescindible evolución que, tras 50 años de haber disfrutado de una reserva de actividad, nos dejó un enorme y fantástico legado que muchos han dilapidado en los últimos años, por inanición, por carencias de visión o por extrema ortodoxia”, prosigue.
“Sin duda, habrá reacciones para neutralizar la firmeza de mis palabras, en especial de personas interesadas en proseguir con el triste legado. No obstante, por respeto a la entidad que he presidido, procuraré que mi última aportación al cargo sea no responderlas en demasía y dejar la situación al bien saber y entender de cada uno. Mi intención es rehuir la polémica estéril y afrontar con la máxima energía que aún me queda, otros objetivos para el bien general de todo el sector inmobiliario de España, sin descartar su influencia en Latinoamérica”.
“Si alguien interpreta mis palabras como un ataque al sector colegial, lo lamento, pero, honesto a mis convicciones veo mi reacción como un desesperado esfuerzo para que ese maravilloso legado “API” recibido de los COAPI no se muera, y se reconvierta y revitalice con el tiempo en un nuevo liderazgo nacional “api”, bajo cuya bandera quepan todos los buenos profesionales inmobiliarios, sean colegiados o asociados, conviviendo juntos con éxito como ya ocurre, por ejemplo, en toda Cataluña. Y eso ocurra, sin importar qué COAPIS lo lideran o no, o de dónde son. Solo la buena convivencia nos hará fuertes y nos permitirá financiar formación, servicios y herramientas comunes y potentes”, concluye.