El marketing de guerrilla tiene como objetivo lograr una mayor visibilidad con un presupuesto reducido. La clave es la originalidad: se trata de llegar al máximo número de clientes potenciales gracias a alguna idea novedosa pero no necesariamente cara de llevar a cabo.

El concepto no es nuevo: se estrenó a mediados de los 80, pero en los últimos años ha cobrado mucha fuerza como una alternativa más económica que otras acciones publicitarias tradicionales, tanto para ajustar gastos en tiempos de crisis como por parte de nuevos emprendedores. Su evolución ha dejado ejemplos realmente impactantes. Y, sin lugar a dudas, el sector inmobiliario es uno de los que más se puede beneficiar del marketing de guerrilla.

Facilitar los datos de contacto

Una de las acciones básicas del marketing de guerrilla en el sector inmobiliario es ofrecer los datos de contacto en algún tipo de soporte que el cliente puede llevarse en el bolsillo. Obviamente, la opción clásica son las tarjetas de visita, tanto en mano como en algún tipo de soporte en la puerta de la agencia. Una variación más original es crear puntos de libro, que además se pueden distribuir en las bibliotecas o librerías de la zona y que, al tener una segunda utilidad, tienen más posibilidades de ser conservadas por el cliente. En la misma línea, y ya tras un primer contacto, pueden regalarse imanes de nevera, que facilitarán que tengan el número de contacto siempre a mano.

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Es interesante añadir claramente junto al número de teléfono, en todos los casos, la posibilidad de contactar por whatsapp, ya que para algunas personas resulta una opción más sencilla en una primera comunicación. Una respuesta atenta por esta vía puede conseguir una sensación de mayor cercanía con el profesional inmobiliario y prácticamente asegura que guarden el número en su lista de contactos.

Open house, estrategia en alza

Concertar una visita encaja muy bien con algunos tipos de clientes, pero las open house se están demostrando como un método en auge. Se trata de realizar jornadas de puertas abiertas en los inmuebles en venta sin la necesidad de que los interesados hayan concertado cita previa, una estrategia tradicional en otros países que aquí gana cada vez más adeptos, tal y como destaca el libro ¡Vendido! ¡Vendido! ¡Vendido! de Eduardo Molet, uno de sus principales impulsores en el mercado inmobiliario español.

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Además de la posibilidad de encontrar comprador para ese inmueble concreto, las jornadas de puertas abiertas permiten conseguir los datos de varios posibles clientes, averiguar qué están buscando exactamente y enviarles información sobre otras propiedades a partir de ese momento.

Tejer redes locales

La relación del profesional inmobiliario con su entorno más cercano es tan importante como convertirse en un buen conocedor de la zona en la que se trabaja. Más allá del propio escaparate, se puede llamar la atención mediante la implicación en actividades festivas o deportivas en las que participan un gran número de personas. Algunos ejemplos serían el patrocinio de las camisetas de algún equipo infantil o amateur, o el reparto de pequeños regalos publicitarios, como abanicos de cartón -con los datos de contacto de la agencia- en desfiles o similares. La inversión es baja y la reputación puede salir muy beneficiada.

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También puede resultar útil establecer buenos contactos con otros profesionales de la zona relacionados con el sector inmobiliario, como por ejemplo los administradores de fincas, que pueden ser una buena fuente de información sobre inmuebles en los edificios que gestionan, o servicios de reparaciones y reformas, jardineros en áreas residenciales donde los haya, etc.

El valor de la información especializada

El profesional inmobiliario posee una gran cantidad de información que puede resultar de interés para muchas personas, especialmente para quienes nunca han comprado o vendido una casa con anterioridad. Una manera fácil y extremadamente barata de atraerles es organizar pequeñas charlas sobre estos temas: desde qué impuestos se aplican en la compraventa de una vivienda o local, la situación del mercado inmobiliario en una zona concreta, las peculiaridades fiscales del alquiler, etc. Una buena demostración de conocimientos en estos ámbitos causará sin duda una grata impresión.

Vídeos online para todos los bolsillos

Es evidente que la presencia en internet es imprescindible. Pero no basta con tener una web y publicar en twitter o facebook de vez en cuando. Además de cuidar y mantener al día los listados en las webs propias y en los portales especializados, hay que asegurarse de que se ven correctamente en móviles y tablets, ya que cada vez más se consultan desde estos dispositivos.

Y tanto en webs como en redes sociales es cada vez más importante incorporar vídeos, tanto de tipo corporativo, de presentación de los profesionales y los servicios ofrecidos, como de producto, de viviendas ofertadas.

Las fotos resultan imprescindibles en el sector inmobiliario, pero un vídeo siempre aporta mucha más información, y una mayor sensación de realidad, que las imágenes fijas. Las opciones son múltiples en función del presupuesto. Desde un simple recorrido por las estancias principales grabado con un móvil de buena calidad a producciones profesionales con figurantes y vistas de dron para aquellas propiedades dirigidas a un público más exclusivo. En cualquier caso, todos son susceptibles de ser publicados y compartidos en la web y las redes sociales, incluido YouTube, en el que es interesante –y gratuito– crear un canal con todos los vídeos publicados.

Cualquier idea es potencialmente buena

Uno de los punto fundamentales del marketing de guerrilla es que no hay una única manera de llevarlo a cabo. Cualquier idea es potencialmente buena si consigue llamar la atención de los clientes del sector inmobiliario, tanto vendedores como compradores. Para ello resulta fundamental tener claro el perfil del cliente y pensar qué acciones pueden resultar más atractivas en cada caso. ¡Imaginación al poder!