La falta de vivienda asequible, la precariedad habitacional y la escasez de alternativas han convertido el acceso a una vivienda digna en un desafío estructural en España. Pero la vivienda digna no es solo un espacio físico; es también un entorno que permite a las personas ejercer control y autonomía sobre su vida. Esta capacidad de decisión es clave para reforzar la identidad, el bienestar y el desarrollo integral de los individuos. Así lo subraya el ‘Indicador del Observatorio de la Vivienda Digna de Esade. Vivienda Digna, más allá de un techo’, impulsado por el Instituto de Innovación Social de Esade, en el que colabora activamente Fotocasa.
El estudio pone de manifiesto que 5,6 millones de hogares españoles (29,5% de las familias) no cuentan con una vivienda digna que garantice seguridad, asequibilidad, acceso a servicios básicos y calidad ambiental. De estos hogares, 3,2 millones (17,6%) experimentan exclusión residencial severa y 2,3 millones (12,4%) están en riesgo de caer en ella. Además, el descontento con la vivienda alcanzó en 2024 su nivel más alto desde la crisis de 2008, con un 62% de la población insatisfecha.
Ante este contexto, Ignasi Martí, director del Observatorio de Vivienda Digna del Instituto de Innovación Social de Esade y coautor del informe, afirma que “la vivienda digna no es solo un techo, sino la base de una vida estable y saludable. Sin ella, la desigualdad y la exclusión social se perpetúan. Por ello, es urgente definir qué significa una vivienda digna y establecer criterios claros para evaluar y mejorar las condiciones habitacionales”.
Indicador para medir la vivienda digna
El Observatorio de Esade ha desarrollado un Indicador de Vivienda Digna, una herramienta integral para evaluar las condiciones habitacionales, considerando factores esenciales como la seguridad, la estabilidad y la asequibilidad económica, junto con aspectos clave para el bienestar. Este enfoque sienta las bases para evaluar la vivienda en España y orientar políticas que garanticen condiciones dignas y sostenibles.
El modelo clasifica los factores en dos categorías: imprescindibles, como la seguridad en el hogar y la comunidad, la estabilidad residencial, la asequibilidad económica, el acceso a servicios básicos y la calidad ambiental; e importantes, que mejoran la calidad de vida sin ser determinantes, como la conexión a internet, las zonas verdes, el transporte público eficiente y la adaptación al cambio climático.
A diferencia de la cédula de habitabilidad, este indicador analiza cuatro niveles. En el hogar, la seguridad y la estabilidad económica son esenciales, mientras que la privacidad se considera relevante, pero no imprescindible. En la vivienda, la accesibilidad y la calidad ambiental son fundamentales. En la comunidad, la seguridad colectiva es clave, y el entorno vecinal influye, aunque no es determinante. En el entorno residencial, el acceso a servicios básicos es esencial, y factores como la movilidad y las zonas verdes mejoran la calidad de vida, pero no son imprescindibles.
Legitimación de la precariedad
En la última década, el precio de la vivienda en compraventa ha aumentado un 63%, mientras que el alquiler en ciudades como Madrid y Barcelona es inalcanzable para gran parte de la población. En el caso de Valencia, las familias destinan hasta el 50% de sus ingresos al alquiler, una situación que agrava la crisis habitacional. Además, España cuenta con menos del 2% de vivienda social, una cifra muy alejada de países como Austria (20%) o los Países Bajos (30%).
El informe advierte sobre la legitimación de la precariedad: la falta de alternativas obliga a muchas personas a aceptar condiciones indignas, como habitaciones compartidas o viviendas sin servicios básicos. Esta vulnerabilidad afecta especialmente a jóvenes y familias monoparentales, agravando la desigualdad y la exclusión social.
Recomendaciones para una acción urgente
Pese a estar reconocida en la Constitución Española y en la Declaración Universal de Derechos Humanos, la vivienda digna no se trata como un derecho universal en España. Su impacto va más allá de la vivienda en sí misma: el informe revela que el 40% de las personas en exclusión residencial severa sufren ansiedad o depresión, lo que subraya la necesidad de actuar con urgencia.
El Observatorio propone la ampliación del parque de vivienda social siguiendo modelos europeos y la regulación del alquiler para garantizar precios asequibles y frenar la especulación. Además, recomienda adoptar el Indicador de Vivienda Digna en las políticas públicas para evaluar mejor las condiciones habitacionales y desarrollar respuestas eficaces.
Acerca del Observatorio de la Vivienda Digna
El Observatorio de la Vivienda Digna, impulsado por el Instituto de Innovación Social de Esade en colaboración con Fotocasa, Leroy Merlin y Neinor Homes, trabaja para generar conocimiento y soluciones ante los retos de la vivienda en España. Su misión es promover el reconocimiento de la vivienda como un derecho fundamental, analizar sus desafíos desde una perspectiva social, internacional e intersectorial, y fomentar el debate y la reflexión para impulsar cambios estructurales en el sector.