La respuesta es clara: se necesita el certificado energético siempre que se quiera vender o alquilar una vivienda.
Hay algunas pequeñas excepciones, pero, en general, la obtención del certificado de eficiencia energética es un trámite obligatorio para cualquier transacción inmobiliaria residencial desde junio de 2013.
En manos de un profesional
El certificado energético deben realizarlo profesionales habilitados: arquitectos, arquitectos técnicos y aparejadores, u otros titulados en diversas ingenierías. Cada comunidad autónoma tiene registros actualizados con enlaces a los diversos profesionales habilitados en la zona.
Visita obligatoria
Para emitir el certificado de eficiencia energética, el profesional elegido deberá recopilar la información sobre la vivienda: “para ello realizará una visita y verá en qué situación está, puede haber una buena ventana pero estar en mal estado, no solo se reflejan las calidades de los materiales sino también el estado de los mismos”, indica Aitor Domínguez, responsable de proyecto de Certificación Energética del Instituto para la Diversificación y Ahorro de Energía (IDAE). Es decir: la visita es imprescindible, por lo que hay que tener mucho ojo con algunas supuestas ofertas para realizar el certificado energético solamente a través de una web.
La información se introduce en el programa informático del ministerio y se obtiene una calificación energética, que posteriormente se registra en la comunidad autónoma, que es la que emitirá la etiqueta correspondiente.
Etiquetas y letras
La etiqueta de eficiencia energética indica en qué nivel de clasificación se encuentra el inmueble en una escala que va desde la letra A, de color verde y el más eficiente, y la letra G, el menos eficiente y de color rojo. Indica, además, el consumo de energía anual y las emisiones de CO2 de la vivienda.
Esta etiqueta debe incluirse no solo en la documentación final de la venta o arrendamiento de la vivienda, sino también en la promoción y publicidad de la misma. Es decir, según la normativa, debe aparecer en los anuncios inmobiliarios.
Factores determinantes
La letra asignada depende de muchos factores. Obviamente, de las características de la vivienda, pero también de la zona climática en la que se encuentra. “En zonas frías tiene gran importancia la climatización, la eficiencia de los sistemas de calefacción y el aislamiento de la vivienda. En una zona cálida, en cambio, uno de los factores más destacados son las sombras, los toldos y las persianas y si se utilizan adecuadamente. No hay una regla mágica, por eso el sistema para certificar aplica diferentes parámetros para realizar los cálculos”, explica Domínguez.
Excepciones: edificios muy pequeños y segundas residencias
El decreto de certificación de la eficiencia energética de los edificios recoge algunas excepciones a esta obligatoriedad: edificios industriales, edificios protegidos arquitectónicamente o edificios aislados de menos de 50 metros cuadrados útiles. “Son excepciones porque el certificado no sería útil en estos tipos de edificios, ya que la posibilidad de mejorar su eficiencia energética es muy escasa.
Por ejemplo, no tiene sentido recomendar modificar la envolvente de un edificio cuya fachada está protegida. Del mismo modo, en edificios muy pequeños el consumo de energía es tan reducido que prácticamente no son susceptibles de mejora”, aclara Domínguez. Tampoco lo necesitan los garajes o trasteros de las viviendas, porque no son espacios habitables.
Una de las excepciones más interesantes es la que se refiere a las segundas viviendas cuyo uso sea inferior a cuatro meses al año. “El motivo es el mismo: la utilización es tan baja que la recuperación de cualquier inversión asociada a la mejora de la eficiencia energética sería muy larga; por eso no se obliga”, indica el experto. En el caso de querer alquiler o vender una de estas viviendas sin certificación energética hay que acreditar que realmente no estan ocupadas de forma continua.
Ventajas del certificado más allá de la obligatoriedad
Más allá de ser un requisito técnico en las transacciones inmobiliarias, el certificado energético permite conocer qué margen de mejora tiene la eficiencia de una vivienda. “Es especialmente recomendable a la hora de plantearse reformar: hasta ahora nos fijábamos sobre todo en aspectos estéticos o de confort, pero un buen asesoramiento puede ayudarnos a elegir ventanas más aislantes, por ejemplo, o a mejorar otros aspectos que supondrán un gran ahorro de energía”, concluye Aitor Domínguez.