Las franquicias inmobiliarias viven un momento de crecimiento y son una opción interesante para quienes quieran emprender en el sector.
Ofrecen un sistema de funcionamiento ya establecido y una marca reconocida. La contrapartida es que se necesita una inversión inicial importante. Aunque puede haber grandes diferencias entre unas franquicias y otras.
Datos globales
Las franquicias inmobiliarias no paran de crecer. A finales del año pasado se contabilizaban 1549 oficinas. Un 29% más que el año anterior, según el informe ‘La franquicia en España 2018’, elaborado por la Asociación Española de Franquiciadores.
El estudio se centra en franquicias que cuenten con, al menos, cuatro establecimientos y tengan una actividad de más de dos años. Quedan fuera de estas cifras, por tanto, las franquicias de creación reciente. Y con ello contabiliza un total de 35 marcas en España. La facturación de todas ellas supera los 307 millones de euros (un 14% más que un año antes). Y dan empleo a 3.800 profesionales (con un crecimiento del 16%).
Las ventajas
“La ventaja fundamental de unirse a una franquicia es contar con la experiencia adquirida de la marca”, afirma Xavier Vallhonrat, presidente de la Asociación Española de Franquiciadores (AEF).
No se trata solo de contar con el posicionamiento asociados a un nombre, logo e imagen ya conocidos. Sino de todo un sistema de trabajo que se ha demostrado efectivo en otros casos. La central ofrece asesoramiento en el proceso de puesta en marcha de la agencia.
Desde cómo debe ser el local, al manejo de su propia plataforma informática o técnicas de marketing. La gran mayoría de las franquicias implican una formación inicial. Y, en muchos casos, también continua. Es decir, se compra una ‘marca’, pero también todo el conocimiento. El know how para que el negocio funcione.
Unirse a una marca franquiciada supone además una gran visibilidad, online y en publicidad en medios tradicionales desde antes de empezar. Algunas enseñas ofrecen además servicio de consultoría jurídica o fiscal, condiciones especiales en el acceso a los portales inmobiliarios o compartir la cartera de inmuebles con otras oficinas de la franquicia.
Los inconvenientes
“El inconveniente principal es que unirse a una franquicia cuesta dinero. Porque pagas para adquirir los conocimientos de otro”, explica Xavier Vallhonrat. No es el único. El margen de libertad se reduce en varios aspectos.
“Hay que ceñirse a una nomenclatura que no es la tuya, sino que viene facilitado por el franquiciador, formar parte de una franquicia requiere que adaptes tu iniciativa empresarial a esa estructura ya fijada”. En función de la franquicia, puede estar predeterminada hasta la decoración de la oficina, para ofrecer una imagen unificada de todos los establecimientos de la marca.
En algunos casos, además, a esa inversión inicial hay que sumar unos royalties periódicos. Que puede ser un porcentaje sobre la facturación o una cifra fija.
Para todos los gustos… y bolsillos
Los requisitos e inversión inicial para unirse a una franquicia inmobiliaria varían mucho de unos casos a otros. Algunas ni tan siquiera exigen contar con una oficina física. Otras requieren de una infraestructura importante. Un local con un mínimo de metros cuadrados, que esté a pie de calle y cuente con escaparate. Y que se encuentren en municipios de más de cierto número de habitantes.
Por lo que se refiere a la inversión, las hay que permiten unirse con un desembolso inicial de pocos miles de euros. Según los datos actualizados de la guía de Franquicias.net, ahora mismo existen varias opciones por debajo de 3.000 euros de entrada.
Las más conocidas y consolidadas, en cambio, pueden llegar a los 60.000 euros. Son, en cualquier caso, cifras muy por debajo de las que se manejan en las franquicias de moda y restauración, por poner otros ejemplos de sectores en crecimiento.
Las franquicias que funcionan
“Casi a diario veo a gente que me dice que va a montar una nueva franquicia inmobiliaria online y que tiene soluciones para todo”, cuenta Xavier Vallhonrat, que ha visto nacer y fracasar muchos de estos intentos.
En realidad montar una nueva inmobiliaria en internet es relativamente fácil. Pero vender casas solo con una web es complicado. “Las franquicias inmobiliarias que dominan el mercado, normalmente, son las que combinan el sistema de oficina tradicional con una buena plataforma online”, según su experiencia.
Asesorarse bien, requisito imprescindible
Como con cualquier tipo de negocio, un buen asesoramiento previo es fundamental antes de tomar la decisión de convertirse en su propio jefe o incluso montar una estructura empresarial con empleados.
Desde la Asociación Española de Franquiciadores pueden ofrecer información y responder a consultas concretas. “Prácticamente todas las semanas recibimos llamadas de personas que se interesan por una marca o por otra. O que quieren más información sobre la situación del mercado”, explica el presidente de AEF.
Es importante recurrir a fuentes fiables, analizar los datos históricos y estadísticos de la franquicia, los detalles específicos de cada caso. Tanto por lo que se refiere a las condiciones iniciales como al compromiso que se adquiere a lo largo del tiempo (los royalties). O la experiencia de otros franquiciados.
Un dato interesante es saber si el franquiciador se ha sumado a algún código deontológico como el de la propia AEF. “Lo que ya da una garantía sobre su manera de funcionar”.