El interés por las zonas rurales como lugar para vivir depende de diferentes factores. Y entre ellos se encuentra la edad. En general, los jóvenes son los que muestran más interés y tienen más planes efectivos de dar este paso. Esta es una de las conclusiones que muestra el “Análisis sobre la España Vaciada” realizado por Fotocasa Research de la mano del Proyecto Vivienda de Fotocasa.
Es especialmente relevante el segmento compuesto por los jóvenes que tienen entre 18 y 24 años: son los que más afirman tener planes o, al menos, sentirse atraídos por la idea de vivir en un pueblo. Concretamente, son el 70% de los que conforman este estrato poblacional.
Pero, más allá de esto, destacan también con claridad sobre el resto de los grupos de edad por tener planificada su marcha a un entorno rural en los próximos meses: uno de cada cuatro está en esta situación, frente al 12% de la media general.
Tras ellos, el segmento que abarca desde los 35 a los 44 años es en el que se muestra un mayor interés y/o en el que más particulares tienen planes efectivos de trasladarse a un pueblo. Así, un 65% afirma que se va a ir a vivir a una zona rural o al menos que le gustaría hacerlo. Un porcentaje que está compuesto por el 11% de particulares que tienen planeado realizar este cambio de residencia próximamente y el 54% a los que les gusta la idea.
El estrato que queda justo en medio de estos dos, y que va desde los 25 hasta los 34 años, presenta un comportamiento muy similar: al 52% le gustaría mudarse a un pueblo y un 10% tiene planificado hacerlo a lo largo de los próximos meses.
“El continuo aumento en los precios de la vivienda en los centros urbanos está desplazando cada vez más a las personas con ingresos bajos y a los colectivos más vulnerables, entre los que se incluyen los jóvenes. En consecuencia, muchos jóvenes ven en las áreas rurales una esperanza para residir, ya que los precios de la vivienda allí son más asequibles y se ajustan mejor a su situación económica, debido a la baja demanda. Sin embargo, las zonas rurales y despobladas ofrecen pocas oportunidades laborales para estos jóvenes, lo que a menudo los lleva a descartar la idea de mudarse a estas áreas remotas”, comenta María Matos, directora de Estudios y portavoz de Fotocasa.
Sin embargo, y a diferencia de los particulares que están por debajo de los 44 años, a partir de los 45 años se descarta más la idea de vivir en un pueblo. Por ejemplo, un 40% de los que tienen entre 45 y 55 años asegura que en ningún caso se trasladaría a una zona rural. Un porcentaje que crece hasta el 43% entre los particulares que comprenden los 55 y los 75 años.
Un rechazo que dista mucho del que genera esta idea entre los jóvenes: solo un 30% de los que tienen entre 18 y 24 años señala que no realizaría este cambio de residencia en ningún caso. Para los particulares incluidos entre los 25 y los 34 años (38%) o los 35 y los 44 años (35%) esta percepción está algo más extendida, aunque sin llegar al nivel de los segmentos de mayor edad.
En general, todos estos patrones se podían percibir de manera similar en 2023, aunque sí que se han producido dos cambios que, en términos estadísticos, son relevantes y que además afectan a los grupos más jóvenes.
Por un lado, aunque los que tienen entre 18 y 24 años sean, con diferencia, los más proactivos, en comparación con 2023, ahora son menos los que se sienten atraídos por la idea de irse a vivir a un pueblo, aunque no tengan posibilidad de hacerlo: era algo que el pasado año afirmaban el 56 % frente al 45% actual.
Y, por otro lado, entre los particulares que tienen entre 25 y 34 años han descendido significativamente los planes efectivos de trasladarse a una zona rural: era algo que tenían previsto el 16% en 2023, frente al 10% actual. Un retroceso que, nuevamente, tiene un responsable principal: el teletrabajo. Los que decían que iban a hacer efectivo este cambio de lugar de residencia gracias al teletrabajo en 2023 eran el 8% mientras que en 2024 son el 3%.