En el sector inmobiliario siempre estamos pensando en el acceso a la financiación como un handicap para nuestra actividad desde las perspectiva de nuestros clientes a la hora de cerrar una operación. La dificultad de acceder a un crédito hipotecario es uno de los quebraderos de cabeza más frecuentes en la gestión comercial de nuestros leads.
Sin embargo, nos olvidamos de que nosotros también somo actores que necesitamos de capital para poder invertir en nuestra actividad inmobiliaria, ya sea para empezar la andadura como agentes autónomos o pymes, ya sea para crecer o invertir en nuevos servicios para el cliente o introducir mejoras en nuestra infraestructura logística o desarrollo de recursos.
La búsqueda de financiación y obtención de recursos en forma de capital es una de las cuestiones más relevantes a la hora de gestionar nuestro negocio inmobiliario. Vamos a enumerar por tanto algunos mecanismos por los cuales vamos a poder obtener liquidez y ya dependerá de nuestra situación concreta para que determinemos cuál o cuáles son los más adecuados en cada momento.
Fuentes de financiación para tu inmobiliaria
Antes de ir a las diferentes fuentes de financiación es imprescindible que elabores una planificación financiera que esté alineada con el plan general de negocio que ya hayas creado. En este plan tienes que tener en cuenta los objetivos que tengas establecidos y los recursos necesarios asignados a cada uno de ellos, estableciendo prioridades y plazos de ejecución. Esta información será determinante para valorar la cuantía necesaria en cada momento, el método de financiación elegido y las condiciones en las que lo vamos a utilizar.
Una buena recomendación es que las previsiones o proyecciones de gasto que hagas, contemplen varios escenarios, desde los más conservadores y pesimistas a los más beneficiosos. Aunque siempre utiliza los datos más objetivos y realistas y añádele un correctivo a la baja para evitar sorpresas indeseables.
Capital propio
Bajo esta denominación estaríamos incluyendo los ahorros o fondos de capital que disponemos para nuestro negocio, aportados por todos los socios que contribuyan con capital. Es recomendable que el capital que se pone al servicio del negocio no ponga en peligro la estabilidad financiera personal, algo que, aunque parezca obvio, lleva a algunas personas a sobreendeudarse y comprometer su futuro particular.
Préstamos particulares
Aunque no es la mejor opción, mezclar las relaciones familiares y de amistad con los negocios, es cierto que en ocasiones, es una manera de obtener una cierta liquidez para poner en marcha una actividad o salvar una situación comprometida. Para evitar problemas, lo mejor es considerar esa aportación como si no viniera de nuestro ámbito personal y marcar así unos plazos de devolución razonables y cumplirlos con máxima prioridad.
Créditos bancarios
Esta es la opción más utilizada tanto por emprendedores como empresas para el acceso a la financiación de sus proyectos. Existen diferentes tipos de préstamos que las entidades bancarias ofrecen y que debes analizar para que se ajusten a tus necesidades y las condiciones sean interesantes:
- Los préstamos personales para negocios. Puedes llegar a conseguir una cantidad en torno a los 50.000€ en función de tus circunstancias y tu perfil como cliente. Tienes que tener en cuenta los costes asociados, las comisiones o los productos vinculados a su concesión.
- Los microcréditos. Son muy útiles en ocasiones puntuales para pequeños desembolsos. También resultan atractivos por ser de fácil acceso con pocas condiciones o requisitos, así como de tramitación y concesión muy rápida.
- Las líneas de crédito. Es un método por el cual la entidad bancaria pone a disposición una cantidad concreta durante un plazo. Lo más interesante radica en su flexibilidad y en que solo existen comisiones sobre el capital utilizado.
Es cierto que el acceso a este tipo de préstamos está sujeto a cumplir con determinadas condiciones o requisitos, a veces muy estrictos. Entre ellos suelen encontrarse: garantizar un nivel mínimo de ingresos anuales; presentar avales en forma de bienes inmuebles; tener la empresa una determinada antigüedad; no estar, ni haber estado, en ninguna lista de impagados tipo ASNEF; no superar el nivel de endeudamiento que el banco determine en base a tu perfil; y, por supuesto, presentar un plan de negocio detallado
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Inversores
Para ciertos tipos de negocio, la búsqueda de inversores que confíen en tu proyecto es la mejor forma de acceder a una buena suma de capital. Es muy frecuente que los business angels -como se les suele denominar- proporcionen esa inyección de capital para tu negocio a cambio de un participación en el mismo.
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Subvenciones
No es la mejor ni la peor forma de encontrar dinero para tu actividad, pero sin duda puede ser un buen complemento si te encuentras en la situación que encaje con el pliego de condiciones para acceder a la misma. Existen verdaderos expertos en rastrear este tipo de ayudas que proliferan desde los distintos niveles de la administración pública y que, en muchas ocasiones, resultan desconocidas porque no se publicitan o comunican.
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Crowdfunding
Por último, vamos a mencionar este método, tan de moda últimamente entre pequeños emprendedores que consiste en que varias personas aportan ciertas cantidades de dinero para la realización de un proyecto o negocio concreto a cambio de una retribución, generalmente en especie.