El esfuerzo de los hogares para la compra de vivienda alcanzó en el tercer trimestre de 2023 el 39,2%, llegando a niveles máximos desde el tercer trimestre de 2011, cuando este porcentaje rondó el 39,7%, según datos publicados por el Banco de España.
Las últimas cifras actualizadas por el organismo que dirige Pablo Hernández de Cos sobre el mercado de la vivienda reflejan que las familias necesitan al menos siete años y medio de salario bruto para adquirir un inmueble, dos puntos menos respecto al máximo histórico alcanzado en tercer trimestre de 2007.
En cuanto al esfuerzo para la compra de vivienda, los datos históricos del Banco de España muestran que el máximo se alcanzó al principios de los 90, cuando los hogares llegaron a destinar en torno al 72% de su salario al pago de una hipoteca durante el primer año.
Ese porcentaje cayó acentuadamente hasta llegar a mínimos del 25,3% en 1999 para posteriormente subir hasta, durante el estallido de la crisis financiera, superar el 50%. Ahora, ese esfuerzo de los hogares se sitúa en el 39,2%, diez puntos más respecto a niveles prepandemia (2019).
Reducción de la demanda de crédito
En un momento marcado por el endurecimiento de la política monetaria, el Banco de España ha detectado que desde diciembre de 2021, el aumento de los tipos de interés del crédito para adquisición de vivienda ha sido más débil de lo que cabría esperar de acuerdo con las regularidades históricas, algo que no se habría observado en el conjunto del área del euro.
Pese a esto, se ha observado una reducción de la demanda de crédito en la segunda mitad de 2023, que se espera que prosiga a principios de 2024, de manera más intensa en los préstamos para adquisición de vivienda.
A pesar del encarecimiento de la financiación, el crecimiento interanual del precio nominal de la vivienda se incrementó hasta el 4,5% en el tercer trimestre de 2023, impulsado por el repunte del precio de la vivienda nueva (11%, la tasa interanual más alta de los 16 últimos años), en un contexto de escasez de oferta y traslación de incrementos pasados del coste de los materiales de construcción.
Por su parte, el precio de la vivienda usada sostuvo crecimientos robustos del 3,2% interanual.