Todos hemos pensado en más de una ocasión acerca de nuestro futuro profesional. Sin embargo, solo algunas personas experimentan en algún momento de su vida, una especie de revelación que les empuja a dar un paso hacia delante y emprender en el sector inmobiliario. Esta sensación es a veces simplemente un deseo efímero, pero otras veces, el deseo se vuelve persistente hasta el punto de contemplarlo como un verdadero camino a seguir.
Es entonces cuando nos surgen muchas dudas e incertidumbres. Esto es normal porque no te enseñan en ninguna parte a ser emprendedor. Son muchas las dudas y preguntas, pero para ir teniendo claro de qué va esto, es fundamental pensar en ello como un proceso lleno de pequeñas tomas de decisiones más que de una decisión trascendental en un momento concreto.
Emprender en el sector inmobiliario no es un camino fácil, pero tampoco imposible
El primer paso es si de verdad quieres ser emprendedor en el sector inmobiliario. No sirve una respuesta rápida sino que debe ser fruto de una profunda reflexión. Emprender no es un camino de rosas y, aunque tiene momentos muy reconfortantes y satisfactorios, también está plagado de situaciones complejas y frustrantes.
Empezar un proyecto empresarial en el sector inmobiliario no puede sostenerse solo en el afán de ganar dinero rápido o de satisfacer el propio ego. El aliciente principal debe ser el deseo de construir algo, de enfrentarse a crear de la nada un universo propio al que alimentar, cuidar, proteger, educar y hacer crecer hasta el punto de hacerlo fuerte y sólido.
Desde el punto de vista interno, los miedos e inseguridades inhabilitantes o, en el otro extremo, un exceso de confianza y autocomplacencia, son garantías de que tu proyecto, o no salga a la luz, o que fracase estrepitosamente al primer contratiempo.
Desde el punto de vista externo, debes estar preparado para tener todo en contra, desde la propia coyuntura burocrática, pasando por la propia naturaleza del sector inmobiliario, hasta las propias reticencias por parte de tu entorno más cercano. Recuerda que, salvo excepciones, no vivimos en un entorno de cultura empresarial en el que el emprendimiento se premie o gratifique.
Piensa por un momento en tu círculo personal más próximo. No significa que no te vayan a apoyar, sino que, en muchas ocasiones y en el mejor de los casos, su desconocimiento va a hacer proyectar sus propios miedos e incertidumbres sobre ti.
Por otro lado, no dudes que también surgirán en algunas personas, ciertas suspicacias e incluso envidias que se traducirán en más o menos veladas frases o actitudes de desaliento, inconveniencia e incluso broma.
Los proyectos no se hacen en un día pero se construyen día a día
Una vez vencido el punto anterior, lo primero que debes hacer es ponerte a trabajar en tu proyecto. Ciertas aptitudes y actitudes son imprescindibles para ser un emprendedor de éxito en el sector inmobiliario: esfuerzo, perseverancia, resiliencia, tenacidad, rigor, paciencia, asertividad, observación, análisis, versatilidad, realismo, equilibrio, etc.
Aunque parezca tópico, coge papel y lápiz y empieza a escribir las ideas que te van surgiendo. No te preocupes si están ordenadas o no, ya habrá tiempo para ello. En este primer brainstorming surgirán desde posibles líneas de trabajo, ideas sobre acciones de marketing, opciones de nombre para la empresa, organigramas, precios, necesidad de inversión, y sobre todo surgirán muchas preguntas.
No deseches ninguna de estas ideas a priori sin antes haberlas analizado con la información que poco a poco vayas adquiriendo. Este primer “folio en blanco” te servirá como guión para empezar a visualizar tu proyecto con sus virtudes y sus defectos.
Hazte muchas preguntas. Cuantas más preguntas surjan mejor, porque la búsqueda de cada respuesta te proporcionará un aprendizaje, una línea de actuación, una toma de decisiones, y con toda seguridad el planteamiento de nuevas preguntas. Este mecanismo de “pregunta – respuesta – más preguntas” es una manera excelente de hacer crecer tu empresa a nivel organizativo y estructural, sobre todo si partimos de cero.
¡Organización, por favor, organización!
Toda la información que irás adquiriendo y acumulando debes darle forma, pasando de las ideas a las estructuras. Es el momento de elaborar tu Plan de Negocio. Hazlo como si tuvieras que presentarlo a un grupo de inversión multinacional, ya que así te obligas a ti mismo a desarrollarlo de manera profesional, detallada, clara y realista.
Algunos puntos que no pueden faltar y que debes tener en cuenta para desarrollar tu Plan de Negocio son:
- Establece una agenda de trabajo realista y cúmplela: ser disciplinado con tu proyecto es imprescindible
- Fórmate e infórmate en profundidad sobre el sector inmobiliario y sobre aquellos puntos que puedan tener relevancia o ser esenciales para poner en marcha el negocio
- Analiza tu competencia de manera objetiva: qué servicios ofrecen, cuál es su rango de precios, cómo trabajan su comunicación, etc.
- Define qué eres o qué quieres ser: entra al detalle sobre el rango de productos y/o servicios que vas a ofrecer. ¿Qué vas a aportar al sector? ¿Por qué los clientes te elegirán a ti?
- Realiza un análisis DAFO completo y acude a él para modificarlo según vayas construyendo tu plan.
- Trabaja desde el principio el área jurídica: ¿Cuál es la forma jurídica más adecuada? ¿Necesito registrar algún nombre comercial o marca? ¿Qué modelos de contrato puede que necesite para funcionar con terceros o en el propio desarrollo de mi actividad?…
- Busca una asesoría seria para gestionar las áreas fiscal y laboral: al tratarse de temas con gran trascendencia legal, no puedes dejarlo a la improvisación.
- Crea tu área financiera-contable donde no solo se recogen los gastos, sino las inversiones, los activos, las opciones de financiación e incluso ayudas y subvenciones que puedan existir.
- Genera tu área de marketing y comunicación, analizando las necesidades, canales y mecanismos más adecuados para posicionar tu negocio y ganar clientes.
¿Y ahora qué? El siguiente paso para emprender en el sector inmobiliario
Una vez que ya tienes todo bien organizado y planificado solo tienes que empezar. Es muy fácil decirlo, pero es el último paso y más decisivo. Requiere de valentía y de aceptar el temor a la incertidumbre. Estar preparado para los retos y dificultades imprevistos que vayan surgiendo y acometerlos con agilidad y con capacidad de adaptación. No olvides que tu plan de negocio no está escrito sobre piedra y que tendrás que ir modificándolo según las propias exigencias del mercado, de la evolución de tu negocio, o de los resultados.
En el mundo empresarial hay que asumir que se cometen errores. Es normal puesto que la toma de decisiones es constante y no siempre se tienen los datos suficientes o la experiencia para acertar a la primera. Lo verdaderamente importante es aprender a corregir una decisión equivocada y hacer de ella un aprendizaje y una oportunidad.