La consultora inmobiliaria internacional Savills Aguirre Newman ha realizado la certificación ‘LEED O+M’ con mayor puntuación en España en este tipo de certificación, logrando que el edificio Apolonio Morales 29, ubicado en Madrid, propiedad de Fernández Molina Obras y Servicios, haya batido el récord superando en cuatro puntos al de mayor puntuación obtenida en el país hasta la fecha.

Apolonio Morales 29 ha alcanzado la certificación ‘LEED v4.1 Existing Building Platino‘ consiguiendo 89 puntos de 100 puntos posibles en la categoría Operación y Mantenimiento, lo que le convierte en el primer certificado en este rango en Europa y, además, el primer Platino en todas las categorías ‘LEED de España en versión 4.1’.

Hasta enero, únicamente 35 inmuebles en toda Europa y 278 en el mundo habían recibido este certificado ‘LEED v4.1 O+M Existing Building’.

Con el sello obtenido, Apolonio Morales 29 se posiciona como ejemplo en sostenibilidad al cumplir todos los parámetros de rendimiento exigidos por LEED 4.1, la versión revisada más moderna del sello de origen americano y que incorpora las últimas tendencias y necesidades para la evaluación de la sostenibilidad y eficiencia de los edificios existentes y en uso.

Esta certificación supone una evolución en este tipo de sellos al exigir un seguimiento continuo del comportamiento total del edificio y sus ocupantes en cuanto a emisiones y su impacto medioambiental, rendimiento continuo y pruebas en aspectos que incluyen transporte, energía, residuos, o agua.

El edificio de oficinas de la calle Apolonio Morales 29, es un modelo experimental en rehabilitación energética de edificios ubicado en una zona residencial y empresarial de alto nivel de Madrid. Fue rehabilitado integralmente en su envolvente y sistemas energéticos en 2009. La intervención fue promovida y ejecutada por Fernández Molina Obras y Servicios y fue diseñada en su concepto energético integral por Eneres.

El inmueble fue concebido con una gran capacidad de interacción energética con el entorno, aprovechando sus características potenciales de diseño pasivo. Esto planteó un conjunto de medidas básicas de eficiencia destinadas a reducir su demanda de energía térmica para la climatización.

En el proceso de modernización, se conservó el 95% de la estructura ya que tenía un claro potencial termoactivo y se mejoró la capacidad termodinámica de la masa edificatoria contenida en la estructura y losas existentes, convirtiéndola en un sistema de almacenamiento de energía térmica para climatización.

Asimismo, un sistema de circuito cerrado conectado con dos bombas de calor geotérmicas se utiliza como intercambiador de calor. La construcción de un sistema mecánico para un aparcamiento semiautomático bajo el solar trasero del edificio provocó la necesidad de excavar un espacio de 6 metros de profundidad, con pilotes de 10 metros, 22 de los cuales se activaron como intercambiadores de calor geotérmicos, produciendo 25% de la energía requerida por el edificio. El 75% adicional de la energía se obtiene mediante seis intercambiadores de pozo de 100 metros de profundidad.