Hablar de robots agentes inmobiliarios suena a ciencia ficción, pero ya son una realidad.

Desde ayudas en la búsqueda del inmueble perfecto a acompañantes virtuales en la visita de un inmueble, las máquinas más avanzadas buscan ocupar las funciones del agente tradicional. Pero, ¿puede realmente un robot ofrecer lo mismo que un ser humano en este sector?

Una SuperAgente de inteligencia artificial

TheMove es una agencia inmobiliaria para demandantes de vivienda con presencia en Londres, Nueva York, Dubai, Bombay y Singapur. A través de la web se introducen las características básicas del inmueble deseado. Y en menos de cinco minutos se recibe una llamada de una de sus ‘SuperAgentes’ para poder definir con más detalle lo que se busca.

Hasta ahora, esas conversaciones se mantenían con personas, pero recientemente han incorporado al equipo a Amy, un robot agente inmobiliario basado en inteligencia artificial. Según sus creadores, apenas se puede distinguir de un agente humano.

Amy tiene acceso a todas las bases de datos de TheMove. Y puede rastrear en todo tipo de webs y portales para ofrecer los resultados más ajustados. Y poner en contacto al cliente con las agencias vendedoras, “sin perder el toque humano”, según sus creadores.

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Visitas reales pero virtuales

En San Francisco, la agencia Zenplace ha puesto en marcha otro tipo de robot, en este caso para la visita de viviendas vacías destinadas al alquiler.

Se trata en realidad de una estructura móvil que incluye una tablet por la que un agente “real” se comunica con el cliente durante el recorrido de la visita mediante vídeo llamada. El artilugio permite consultar además todo tipo de información sobre el edificio y la zona en que está situado.

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Los responsables del invento afirman que este sistema facilita y agiliza el proceso de alquiler. Que puede zanjarse en tan solo unos minutos. El cliente visita la vivienda en el momento que más le conviene. Y, si le gusta, se la queda a través de la misma tablet–robot.

¿Ventajas o amenazas?

Ante el creciente desarrollo de tecnologías que pueden reemplazar a los agentes inmobiliarios humanos en algunas de sus funciones hay quien se pregunta si llegarán a suplirles por completo.

Algunos analistas vaticinan que la innovación en esta línea sí que llevará a la desaparición de algunos puestos de trabajo en el sector. Pero, al mismo tiempo, precisará de nuevos perfiles profesionales para crear y programar las nuevas interfícies de contacto con el cliente.

Otros expertos, sin embargo, consideran que este tipo de robots jamás podrán sustituir el valor añadido que supone el trato personal con el cliente. Si bien la tecnología puede agilizar la búsqueda de información e innovar en la manera de mostrarla, la confianza que requiere el asesoramiento de un profesional aseguraría la labor de los agentes humanos.

La clave, por tanto, parece radicar precisamente en dotar de valor la experiencia personalizada que solo los agentes ‘tradicionales’ pueden ofrecer. Para ello resulta imprescindible  optimizar la calidad de un servicio que supera la mera transacción económica. E implica también un cierto componente emocional. Algo que los robots, por ahora, no pueden imitar.