Las icónicas Torres Blancas, en el distrito madrileño de Chamartín, contarán con ocho viviendas en la planta 22 en lo que fue un restaurante en los años 70 y 80, ha informado la portavoz, vicealcaldesa y delegada de Seguridad y Emergencias, Inmaculada Sanz, en la rueda de prensa posterior a la Junta de Gobierno del Ayuntamiento de Madrid, la última antes del parón vacacional.

La Junta ha acordado la aprobación inicial del Plan Especial para la planta 22 del edificio Torres Blancas, que plantea la construcción de ocho viviendas independientes en la penúltima planta de este emblemático inmueble de la capital a instancias de un promotor privado.

Actualmente, el uso permitido por el Plan Especial es el de oficinas. Torres Blancas, situadas en la avenida de América, 37, es un edificio proyectado en 1961 por el arquitecto Francisco Javier Sáenz de Oiza para uso residencial.

En su origen contó con dos plantas sótano, 21 plantas dedicadas a pisos, una planta de servicios y dos plantas de remate destinadas a núcleo social del inmueble. Dada su relevancia, el edificio está incluido en el Catálogo General de Edificios Protegidos, con nivel 1 de protección, grado singular.

La previsión original del proyecto de Sáenz de Oiza para la planta 22 no se llevó a efecto finalmente. De hecho, este espacio se transformó en un local independiente una vez construido el edificio en el que se concedió licencia como bar-restaurante al Comedor de Ruperto de Nola. El local permaneció activo desde 1970 hasta 1985.

Ya en 1989 a este local se le concedió licencia para el uso terciario-oficinas y actualmente se encuentra en desuso y en un estado de conservación deficiente. Ahora el Plan Especial será sometido a información pública por el plazo de un mes.

La propuesta plantea mejorar las condiciones de evacuación de la planta 22. Para ello se introducirán vestíbulos previos a las residencias para acceder a las dos escaleras de evacuación del edificio desde la zona de distribución, una medida que no sería viable con la distribución actual.

Otra de las actuaciones previstas afectará a la comunicación de la entreplanta situada bajo la planta 22, comunicada con esta por una escalera. La propuesta plantea el acceso hasta ella desde zonas comunes y destinarla a usos no vivideros exteriores a las viviendas y a sus instalaciones.

Pone en valor la estructura vista de hormigón armado

El Plan Especial busca también poner en valor la estructura vista de hormigón armado, según la documentación original del arquitecto, y proceder a la restitución de huecos originales cegados de la fachada.

Dentro de las actuaciones previstas, también se contempla el desmontaje de la escalera privada que conecta las plantas 22 y 23, esta última de uso privado en la actualidad.

La propuesta para el emblemático edificio, que surge como respuesta a la imposibilidad de implementar su uso original como restaurante por los problemas de aforo que ello conlleva, cuenta con el visto bueno de la comunidad de vecinos del edificio, que valora positivamente la reconversión y cuyos cambios supondrán “una mejora en la eficiencia energética del edificio”.

La huella de Sáenz de Oiza

Al margen de las Torres Blancas, Sáenz de Oiza ha dejado huella en el urbanismo de la capital. Premio Nacional de Arquitectura en dos ocasiones, Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes (1987) y Príncipe de Asturias de las Artes (1993), el arquitecto trabajó hasta su fallecimiento, el 18 julio de 2000.

Suya es la Iglesia Hispanoamericana de la Merced (Tetuán), el nuevo recinto ferial de Ifema, la Torre BBVA de la Castellana, La Triada, así como urbanizaciones en Fuencarral, Batán o El Ruedo, junto a la M-30.

Torres Blancas

El inmueble de las Torres Blancas fue bautizado así, en plural, porque inicialmente estaba proyectado para la edificación de dos edificios. Cuenta con una altura de 81 metros y una estructura conformada por cilindros en su perímetro exterior.

En la azotea dispone una piscina. Torres Blancas fue su obra más representativa en este terreno. Este macroproyecto le valió el Premio COAM 1972 y el Premio a la Excelencia Europea de 1974. El arquitecto vivió en este edificio hasta su fallecimiento en el año 2000.