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Llega el verano y cambian colores y sabores. La alimentación se vuelve más liviana y en las cocinas priman los productos frescos y naturales. La fruta y la verdura fresca se convierten en las reinas de los menús y pasan de ser platos de acompañamiento a base de una alimentación saludable.  

Durante la época estival, y aunque las temperaturas suelen ser altas, los termómetros tienden a subir de manera brusca en las temidas olas de calor, es en esos momentos cuando nuestro organismo debe estar hidratado y saludable con alimentos que aporten agua y nutrientes para afrontar de una forma saludable todo el verano. Por eso es importante que se cuente con espacios adecuados con todos los servicios que necesitan las frutas y otros productos frescos para su perfecta conservación en los que los mayoristas puedan colocar y distribuir su género manteniendo todas sus propiedades naturales.

¿Cómo se conservan estos productos en verano?

Es una de las preguntas que más nos hacemos, son alimentos delicados y con corta vida que, de no estar bien conservados, pueden tener diferentes consecuencias para nuestra salud. 

La carne y el pescado, si no reúnen las condiciones óptimas de conservación, son los más peligrosos así que estos requieren una especial atención y cuidados, además de unos espacios apropiados para la preservación de pescados y carnes. Una de las causas del deterioro del género podrían ser las distancias, a veces demasiado largas, entre los diferentes intermediarios de distribución del género hasta llegar al consumidor final.

Para ello, sería bueno que alrededor de las principales empresas de distribución de las ciudades, hubiera espacio y disponibilidad de naves que poder alquilar, para que los distribuidores acorten las distancias entre almacén y almacén, disminuyendo el tiempo de trayecto, acotando la zona y estando así todos en una misma área habría un doble beneficio para la salud y el entorno.

Frutas y verduras de verano

La dieta mediterránea es rica en frutas y verduras frescas, todas aportan sabor a las mesas y están llenas de nutrientes esenciales para el organismo. Acercarse a los mercados durante el verano es también una forma de descubrir todos los productos de temporada que siempre es mejor consumir ya que su aporte vitamínico está en su momento óptimo. 

En verano podemos encontrar frutas como las picotas, con gran contenido en hierro, calcio o fósforo, y el melón, bueno por su alto contenido en agua y potasio. Junto a ellos los mercados ofrecerán sandía, fresa, melocotón, albaricoque, níspero, nectarinas… todas ellas rebosantes de vitaminas y perfectas para tomar directamente o hacer ricos batidos con ellas. 

Con respecto a la verdura fresca, ingrediente fundamental y base de la dieta mediterránea, la tierra regala, entre otras, acelgas, berenjenas ricas y llenas de fibra, brócoli, calabacín, calabaza, espinaca, judías verdes, lechuga, nabo, pepino, pimiento, puerro, rábano, remolacha, repollo, tomate y zanahoria. 

Todas ellas nos aportan los nutrientes que el cuerpo necesita, siendo recomendable tomar varias piezas de fruta al día, y añadir nuestras verduras favoritas a cada comida, variándolas y alternándolas para aprovecharnos de los innumerables beneficios que aportan a nuestros organismos.