¿Cómo aumentar la productividad sin perder la vida en ello? La respuesta a esta cuestión es más difícil de lo que parece, puesto que, en una sociedad donde prima la eficacia, la rapidez y la producción, a menudo nos olvidamos de nosotros mismos. Lamentablemente, las consecuencias de esta negligencia pueden llegar a ser graves en el ámbito personal. Así lo planteó Carlos Álvarez Ramallo, arquitecto técnico, socio Director en CMA tech & Santa Clara Properties y ex-Google, en la conferencia que impartió en el Fotocasa Pro Academy Day de Madrid.
Productividad, ante todo: la falacia que hemos creído hasta ahora
Carlos Álvarez inició su ponencia con una pregunta directa y personal. Ante dos diapositivas en las que aparecían las imágenes de un hombre y una mujer con múltiples brazos que ejecutaban varias tareas, el arquitecto lanzó a la audiencia la siguiente cuestión: ¿quién se siente identificado con estas imágenes?
Tras una mayoría de respuestas afirmativas, Álvarez continuó interactuando con el público, al que presentó varias frases sobre las que cuestionaba la identificación del auditorio. Algunas de las frases presentadas fueron:
- “El único lugar donde el éxito viene antes del trabajo es en el diccionario”, de Albert Einstein.
- “Todo lo que seas capaz de creer, eres capaz de conseguir”.
- “No puedo es la excusa de los débiles; quien quiere, puede”.
Más allá de si los oyentes se identificaban o no con estas citas, lo realmente reseñable era su denominador común: todas ellas hablaban de un esfuerzo y una productividad inagotables y de un positivismo exagerado relacionado con nuestra capacidad de trabajo.
Así pues, la sociedad en la que vivimos nos empuja cada vez más a una mayor eficacia y productividad, en detrimento de nuestro propio bienestar personal. Pero ¿es esto posible?
Carlos Álvarez expuso a continuación un caso muy personal: el tumor que se le detectó en el ojo y cómo su “rueda” se detuvo en seco. La pregunta que se le planteó entonces fue la siguiente: “¿Realmente puedo?” Y la respuesta, aunque no encajara con lo que él había creído durante toda su vida, solo podía ser una: “No”.
Al primer tumor le siguieron unas úlceras sangrantes en el estómago, producidas por un elevado nivel de estrés, además de 50 puntos altamente peligrosos en varias partes del cuerpo. Su organismo estaba rebelándose contra el modo de vida impuesto, en un desesperado intento de seguir viviendo.
De todo ello, Carlos Álvarez aprendió que, si bien es muy positivo trabajar para alcanzar tus metas, hay que realizar el camino con un orden, pues solo de esta forma podremos evitar el descontrol, tanto físico como emocional, que supone el estrés de dejar nuestra vida personal al margen.
3 tesoros y 4 cuadrantes para una vida ordenada
Según él mismo confesó, este episodio de su vida le hizo cambiar de perspectiva. A partir de entonces, su misión es transmitir esta nueva filosofía a los que, como él, están abandonando su bienestar personal en pro de una productividad impuesta por la sociedad.
De esta forma, Álvarez inició el primer bloque de la conferencia hablando de lo que él denomina los “3 tesoros” y los “4 cuadrantes”, orientados a conseguir una vida ordenada en la que, además del trabajo, prime también la salud física y emocional.
Los 3 tesoros serían lo siguientes:
- Tiempo. Para Álvarez, el tiempo es una necesidad. Necesitamos tiempo para desarrollar nuestros proyectos, pero también para descansar y desconectar del trabajo.
- Salud, pues sin ella no existe nada. La salud física, así como la emocional, son el pilar básico sobre el que se construye una vida ordenada y plena.
- Y, por último, el dinero, que por razones obvias es también necesario para poder desarrollar nuestros propósitos y alcanzar nuestras metas.
En cuanto a los 4 cuadrantes para una vida feliz y ordenada, Álvarez indicó los siguientes:
- Cuadrante físico; es decir, nuestro bienestar corporal. Se consigue a través de una alimentación correcta, un adecuado descanso y con la ejecución de deporte regular.
- Cuadrante emocional, que a menudo desdeñamos, pero que es tan importante como el físico. Lo cuidamos a través de lo que sentimos, de lo que amamos, pero también a través de la creatividad y la práctica de actividades que nos hagan sentir bien.
- Cuadrante intelectual. No solo se trata de estudiar y leer, sino también debatir con otras personas desde el respeto y la empatía, para enriquecer nuestra visión del mundo.
- Cuadrante espiritual. El ser humano tiene una dimensión trascendente que no puede ignorar. Esta dimensión espiritual no solo compete a la religión (pues uno puede ser o no creyente), sino que también gira alrededor de poseer un propósito vital y meditar acerca de lo que queremos.
Los 4 verbos básicos
Además de los 3 tesoros y los 4 cuadrantes, Álvarez hizo hincapié en 4 verbos básicos en los que se fundamenta la construcción de una vida plena:
- Primero, soñar. El arquitecto puso como ejemplo la clásica película española La gran familia; según Álvarez, los sueños deben ser grandes para que nuestro día a día sea agradable y no perdamos el camino.
- Segundo, vivir. Con el ejemplo de la conocida película El club de los poetas muertos, Álvarez resalta la pasión como aliciente de vida. Sentirse vivo es fundamental para ejecutar un buen camino.
- Tercero, trabajar. Por supuesto, nada de lo anterior sería posible sin una base sólida de trabajo y constancia. Como ejemplo, el ponente habló de El Padrino 2, donde el protagonista, don Vito Corleone, llega a Estados Unidos y debe hacerse un hueco en la competitiva sociedad americana.
- Y cuarto, ser feliz. A través del ejemplo del filme En busca de la felicidad, Álvarez insistió en que tenemos que disfrutar con lo que hacemos.
La conclusión de todo ello es la siguiente: si no inundamos nuestra vida de retos, pasión, alegría y amor, moriremos sin haber muerto. En palabras de Álvarez, nos convertiremos en unos “muertos vivientes”; es decir, en unos seres que viven de forma automática y vacía.
El viaje hacia uno mismo
Una de las noches en que Álvarez no podía dormir, sumido en la inquietud acerca de su enfermedad y su futuro, el arquitecto se planteó lo siguiente: ¿qué quiero hacer cuando esto acabe?
Esa noche, Álvarez se embarcó hacia el “viaje a uno mismo”, un episodio necesario que todos debemos vivir para diferenciar dimensiones y definir qué queremos en realidad. Muy a menudo, vagamos en piloto automático sin saber exactamente cuáles son nuestros deseos y nuestras metas, por lo que es altamente necesario detenerse y reflexionar, tanto sobre nuestra vida laboral como sobre nuestro mundo afectivo: establecer cómo serán las relaciones con la familia, con la pareja, con los amigos… en definitiva, conocer cómo deseamos construir nuestra emocionalidad y nuestros apegos.
Algunos datos significativos
Tras esta profunda reflexión, Carlos Álvarez expuso a la audiencia una serie de datos importantes para tener en cuenta y que constituyen pilares básicos para compaginar un buen trabajo con el bienestar personal:
- La importancia de las pausas: descansar es tan importante como producir; un estudio demuestra que parar durante 5 minutos cada hora aumenta la productividad en un 34%.
- El problema de la procrastinación: según la Universidad de Princeton, procrastinar implica una pérdida anual de 10.000 dólares.
- El lado oscuro del multitasking: aunque parezca algo positivo, la realización de varias tareas simultáneamente puede implicar un descenso de la productividad en un 40%. Es más productivo dividir el tiempo laboral en tareas concretas que permitan la concentración.
- La influencia del ambiente de trabajo: con el ejemplo del futbolista Pepe Reina, que aporta alegría y cohesión a su equipo, Álvarez transmitió la idea de que el ambiente de trabajo es una de las cosas más importantes; según los estudios, un ambiente laboral sano aumenta la productividad en un 15%.
- El estrés del correo: se ha comprobado que, a la hora de chequear el correo electrónico, el 92% de los trabajadores presenta un aumento de la presión arterial, lo que significa que revisar y contestar el mail produce un alto nivel de estrés. ¿Por qué? Porque implica una gran cantidad de dedicación que nos quita tiempo de trabajo. Según Álvarez, el chequeo del mail debería poder hacerse de forma rápida.
- El lastre de las reuniones largas y constantes: entre 2020 y 2022, las reuniones laborales aumentaron en un 153%, lo que resulta contraproducente para la productividad. Lo ideal son las reuniones justa y estrictamente necesarias, con un contenido claro y que no excedan los 25 minutos de duración.
Productividad, felicidad y salud
Está más que demostrado que la felicidad de los trabajadores repercute en su productividad. Por ello, cada vez son más las empresas que invierten en el bienestar de sus empleados. Un gran ejemplo de ello es Google, que ofrece a sus trabajadores servicios en sus propias instalaciones, tales como peluquería, fisioterapia, bicicletas de empresa, salas para retirarse a descansar, billares, gimnasios… Los datos hablan por sí solos: la felicidad del empleado, así como su salud física y emocional, aumenta la productividad un promedio del 13%.
Sin embargo, ¿qué hacer cuando dependemos de nosotros mismos (los casos que Álvarez denomina de forma simpática “situaciones de Juan Palomo”)? En estos casos, no podemos perder de vista 3 puntos fundamentales:
- La organización, pilar fundamental para que nuestra eficacia aumente, así como nuestra productividad. Para fomentarla, es básico contar con aplicaciones como Google Calendar o Notion, que nos permiten organizar ideas, eventos, planificar trabajo y reuniones, etc.
- La automatización, que nos permite ahorrar tiempo y, por tanto, evitarnos estrés. Recordemos que un 92% de los empleados sufre una elevación de la presión arterial al enfrentarse con la bandeja del correo llena. Esta tensión se reduce si usamos herramientas como los buzones múltiples, capaces de clasificar los mails que nos llegan, etiquetarlos y traspasarlos al calendario, entre otras cosas.
- Y, por último, la importancia de los asistentes digitales (IA), tales como Chat GPT (en su versión de pago), Gemini o Pi, que nos ahorran tiempo y permiten organizar nuestras ideas.
En conclusión, Álvarez insistió en la necesidad de producir, pero sin olvidarnos a nosotros mismos y sin perdernos en el camino, lo que el ponente resumió en tres palabras: “cuídate, quiérete y respétate”.