El precio de la vivienda terminada (nueva y usada) aumentó un 4,5% en 2017, casi tres puntos más de lo que subió en 2016 (+1,7%), según el índice Tinsa IMIE. Los mayores repuntes en el precio de la vivienda se dieron en 2017 en las capitales y grandes ciudades (+7,5%) y en la costa mediterránea (+5,7%). Le siguen Baleares y Canarias (+3,8%) y las áreas metropolitanas (+3,7%). El único descenso anual se lo anotaron el resto de municipios, con un retroceso del 0,4%.
El director del Servicio de Estudios de Tinsa, Jorge Ripoll, prevé que este año también se registre un incremento moderado de los precios de la vivienda, con un crecimiento medio inferior al 5%.
Las previsiones de Tinsa apuntan a que las grandes capitales seguirán siendo los mercados más activos en 2018, aunque con un crecimiento más suave que el logrado en 2017, y a que las compraventas de viviendas superarán las 550.000 transacciones, con un aumento de entre el 10% y el 15% anual.
“A medida que aumente la confianza y se vayan normalizando los salarios, parte de la demanda de alquiler empezará a trasladarse a la compra”, afirma Ripoll, que prevé que el número de visados de obra nueva se incremente este año en un 20%.
El precio baja un 38,6% desde 2007
Pese al aumento registrado en 2017, el precio de la vivienda acumula un descenso del 38,6% desde los máximos alcanzados en 2007 y su valor medio se mantiene en niveles de noviembre de 2013. El ajuste de precios desde 2007 supera la media nacional en la costa mediterránea (-45,8%), en las áreas metropolitanas (-42,7%) y en las capitales y grandes ciudades (-39,9%).
Por el contrario, la menor variación de precios desde los niveles de 2007 correspondió a las poblaciones más pequeñas agrupadas en resto de municipios, donde el ajuste acumulado sumó un 37,2%, y a Baleares y Canarias, con un descenso del 28%.