“Ambos elementos son los más deseados a la hora de adquirir una vivienda y, tras el confinamiento, se han convertido en un objetivo para muchas familias”, afirma Jesús Duque, vicepresidente de la red Alfa Inmobiliaria, cadena que cuenta con más de 100 agencias inmobiliarias franquiciadas en nuestro país y 108 más a nivel internacional.
Este sobrecargo en el precio se debe a dos motivos. El primero de ellos y el más importante es al gasto derivado de la adquisición de la superficie que ocupan estos elementos. Solo esto incrementa en cerca de un 20% del precio total de la vivienda. El siguiente motivo son los gastos derivados de la construcción de la piscina o jardín. “A ello hay que sumar que su cuidado y mantenimiento eleva considerablemente los gastos medios de la comunidad” completa Duque.
Un incremento que no es homogéneo en todo el país
Pero, este incremento de precio no es homogéneo en todo el país. En Andalucía y en todo el arco del Mediterráneo, la piscina es un elemento bastante usual – cerca del 30% de las viviendas cuentan con ella -, y el mercado ha sabido adaptarse a las necesidades del comprador para ofrecer un producto muy deseado, a un precio más ajustado.
“En Madrid y Barcelona, sin embargo, el elevado valor del precio del metro cuadrado hace que realmente el incremento de precio sea muy considerable, pudiendo llegar a incrementar el precio de la vivienda hasta en un 30%, mientras que en el interior del país, es la escasez de estos elementos la que eleva su precio”, añade Duque.
Otra cuestión que hace variar mucho el precio por tener piscina está relacionado con la ubicación de la vivienda. “Los edificios con piscina en el centro de dos grandes capitales como Madrid o Barcelona, y más aún en los casos en que estas están construidas en la azotea, pueden hacer que el precio suba hasta en un 48%”concluye el directivo de Alfa Inmobiliaria.