El Gobierno español aprobó en 2013 una reforma administrativa que despertó gran interés en el sector inmobiliario. La llamada golden visa (visado de oro) permitía a ciudadanos extranjeros obtener el permiso de residencia (para sí, su cónyuge y sus hijos menores de 18 años) si realizaban alguna inversión relevante.
Entre las opciones estaban los activos financieros, los proyectos empresariales y la que, lógicamente, despertó más interés en el sector: los bienes inmuebles, que da acceso al permiso de residencia siempre que la compra supere los 500.000 euros.
Las cifras de llegadas fueron inicialmente modestas, pero se incrementaron después de que en julio de 2015 se flexibilizaron los requisitos necesarios para su obtención.
Hasta hace seis meses se habían acogido a esta medida 2.236 inversores, según los datos oficiales recabados por El País. De las tres alternativas, la que está obteniendo unos resultados más relevantes es la inmobiliaria: el 72% de los 2.157 millones que han entrado en España por la vía de la Golden visa corresponden a compras de inmuebles.
Una fácil división del dinero que ha entrado por esta vía entre la cifra de visas concedidas da como resultado que cada operación inmobiliaria de este tipo se mueve en precios cercanos al millón de euros. Son uno de los factores que está impulsando el crecimiento de las operaciones vinculadas a viviendas de lujo.
Nuevos mercados al alza
Los agentes inmobiliarios de los destinos turísticos más relevantes y de algunas grandes ciudades ya saben del efecto que esta medida está teniendo en su negocio y saben, además, cuales son los países de origen más habituales. Desde hace cuatro años se habla principalmente de chinos (un tercio del total) y rusos (otro 30%).
Pero hay que estar pendientes de los pequeños cambios. Barcelona es la ciudad que más inversores inmobiliarios atrae y en los últimos tiempos ha comenzado a registrar un aumento de compradores de Oriente Medio. Su cifra está aún lejos de las que encabezan el ranking, pero egipcios, turcos y saudíes han hecho su aparición en el mercado.
Estos compradores buscan “pisos amplios, de entre 120 y 150 metros cuadrados, de obra nueva, situados en el centro de la ciudad y cuya inversión media se sitúa entre los 600.000 y los 800.000 euros”, según François Carriere, consejero delegado de la empresa inmobiliaria Coldwell Banker España & Andorra.
Pero hay otro factor relevante para el inversor internacional que busca rentabilidad en el mercado inmobiliario español: la seguridad. Así lo señalaba este verano un artículo publicado en el Wall Street Journal en el que se hacía eco de la mejora del mercado y el aumento de la demanda. Es cierto que el inversor que caza rentabilidades y el aspirante al permiso de residencia son perfiles distintos, pero comparten ciertos rasgos y son potenciales clientes de un mismo mercado.
Las cifras, las tendencias y la implantación paulatina pero creciente de la golden visa ofrecen posibilidades comerciales para quienes sepan aprovecharlas. Vender un inmueble a compradores extranjeros (ya sean comunitarios, inversores o aspirantes al permiso de residencia) tiene una serie de particularidades: hay que saber dónde publicar los anuncios, cómo elaborar un dossier y qué mercado es interesante. ¿Está tu agencia preparada para estos cambios?