La digitalización en el sector inmobiliario, como en muchos otros sectores, ya no es una opción. Es imprescindible: se trata de adaptarse o morir. Así de claro lo explicó en el último Fotocasa Pro Academy Day celebrado en Madrid el experto en Proptech y transformación digital en empresas Alfredo Díaz-Araque. No importa que el producto siga siendo el mismo: los hábitos de los consumidores ya no lo son, y hay que adecuarse a sus necesidades y exigencias para sobrevivir en este negocio.
Esperanza de vida empresarial y digitalización en el sector inmobiliario
El ritmo de la digitalización se acelera cada vez más. El entorno tecnológico en el que trabajamos y nos comunicamos evoluciona a un ritmo difícil de seguir: el cambio es constante, cada novedad tecnológica es más veloz que la anterior y estar al día supone un esfuerzo constante. Pero llegar tarde puede tener consecuencias catastróficas.
De hecho, la falta de digitalización es una de las principales causas del acortamiento de la esperanza de vida media de las empresas. La media ha pasado de 67 años a 20, como consecuencia de las innovaciones tecnológicas de la última década. Y esta cadencia de mortalidad parece seguir acelerándose: cuantas más disrupciones tecnológicas, más difícil es adaptarse.
En España las cifras son aún más impactantes: la esperanza de la vida empresarial en nuestro país se sitúa entre los 5 y los 15 años, y una gran mayoría de empresas de nuevo cuño no supera el año de vida.
Mismo producto, nuevos hábitos de consumo
En realidad, el producto y el objetivo del mercado inmobiliario apenas ha cambiado: se sigue construyendo con ladrillo y cemento, la distribución de una vivienda es muy parecida y su función continua siendo proporcionar un hogar a sus compradores. El consumidor, a grandes rasgos, también sigue buscando lo mismo: un inmueble que cumpla sus requisitos de superficie, número de habitaciones y ubicación, que se ajuste al precio que puede pagar con sus ahorros o con la ayuda de financiación.
Sin embargo, sus hábitos de consumo son muy diferentes a los de hace apenas unos años. Se ha acostumbrado a comprar todo tipo de cosas por internet, a encargar comida a domicilio desde una app, a elegir qué series de televisión quiere ver y e tenerlas disponibles en todo momento y desde cualquier dispositivo. Y eso tiene consecuencias en todas las esferas de su vida, también a la hora de enfrentarse a una compraventa inmobiliaria.
Cambios en el negocio inmobiliario
Antes de internet, los anuncios inmobiliarios se publicaban en la prensa de papel, ofrecían pocos datos y con solo un número de teléfono ya generaban visitas. Ahora el panorama es muy diferente: los anuncios en internet permiten, y prácticamente exigen, una información lo más detallada posible, fotos de calidad y de todas las estancias de la casa, planos, vídeos, simulaciones 3D y visitas virtuales.
Tampoco es suficiente con indicar un número de teléfono: las vías de comunicación se han multiplicado, y el inmobiliario debe ofrecer el máximo número de opciones posibles, desde chat en directo a correo electrónico, Whatsapp, Telegram… tanto para solicitar más información como para concertar una visita. La digitalización ha llegado también a otros aspectos, como la firma digital de documentación y la presencia en redes sociales, imprescindible para la imagen de marca.
Cómo afecta a los profesionales en pro de la digitalización del sector inmobiliario
Todos estos cambios afectan de manera directa a la manera de trabajar de los profesionales inmobiliarios. Los consumidores esperan una atención 24 horas, como ya tienen en muchos otros negocios. Estar formados en nuevas tecnologías es fundamental para poder adaptarse a cada nueva aplicación y sacar el máximo partido de cada una de ellas. Y hay que estar abiertos a esta modificación constante, porque quedarse parado es sinónimo de quedarse atrás en muy breve espacio de tiempo.
Contar con ayuda para subirse al tren de la digitalización en el sector inmobiliario
El reto es importante y puede llegar a ser apabullante. Por eso es interesante considerar contar con ayuda especializada. Es imposible ser experto en todo, pero existen diferentes empresas tecnológicas con las que poder colaborar para seguir avanzando en la digitalización de una empresa inmobiliaria.
Innovar solos es muy complicado, pero si se forma parte de un “ecosistema” de servicios, será más fácil seguir avanzando para proporcionarles a los clientes todo lo que necesitan en cada momento. Por supuesto, este tipo de colaboraciones supone un coste, pero el precio de quedarse atrás en la digitalización es aún más elevado.