Los últimos comicios han dejado un Congreso de los Diputados más fragmentado, pero el rápido acuerdo alcanzado entre PSOE y Unidas Podemos anticipa, esta vez sí, la posibilidad de que se forme un Gobierno que ponga fin a la provisionalidad de los últimos años.
No será fácil la investidura, porque esta coalición necesita sumar a otras fuerzas y, por el momento, hay más dudas que certezas. Y también será complicada la tramitación parlamentaria de medidas de gran calado. Pero hay cuestiones claves para el bienestar de los españoles que no admiten más demoras, como las que tienen que ver con la vivienda.
Existe la percepción entre amplias capas de la sociedad, como han venido confirmando los últimos estudios que hemos elaborado en Fotocasa, de que nos aproximamos a una nueva burbuja inmobiliaria. Si bien es cierto que desde el sector no compartimos este diagnóstico, que precisa de más signos que las significativas subidas de precios de los últimos años, esa opinión demuestra una preocupación generalizada respecto a la evolución reciente y las perspectivas futuras de esta cuestión tan vital para el día a día de la ciudadanía.
El alquiler, el gran reto en materia de vivienda
El nuevo gobierno, ya sea la coalición que se vislumbra o tenga otros protagonistas, tendrá que intentar solucionar los problemas relacionados con el alquiler. Es, sin lugar a duda, el mayor reto actual en materia de vivienda y tiene su origen en el creciente desequilibrio entre el alto volumen de demanda y la reducida oferta de inmuebles en arrendamiento. El resultado son precios cada vez más altos, principalmente en las grandes ciudades, en un contexto general de salarios casi congelados.
Para confirmar este análisis basta un único dato: hasta un 75% de los particulares que han alquilado o intentado alquilar como inquilinos una vivienda en los últimos doce meses señalan el precio como el principal problema que se han encontrado en el camino, según el último informe sobre el mercado del alquiler de Fotocasa Research que verá la luz en unos días.
La respuesta a esta situación pasa por incrementar la oferta de vivienda en alquiler para lograr que, de ese modo, los precios empiecen a corregirse. La gran pregunta es ¿cómo lograr que haya más inmuebles disponibles para su arrendamiento? Y no tiene una única respuesta.
Por un lado, es necesaria una apuesta firme y a largo plazo por la creación de un gran parque público de vivienda en alquiler, para cuya puesta en marcha hace falta tiempo y recursos. Se trata de una cuestión que prácticamente todos los partidos políticos han recogido en sus programas electorales. En este sentido, la búsqueda de sinergias con el sector privado debería ser una opción preferente para crear un parque público de vivienda en alquiler que respondiera a las necesidades habitacionales existentes.
Pero ese proyecto, como se ha dicho, lleva tiempo. Y es necesario actuar también de forma inmediata sobre la vivienda ya existente que está en manos privadas y que no sale al mercado del alquiler. Para incentivar a estos propietarios, el nuevo gobierno puede apoyarse en herramientas fiscales (desgravaciones para esos ingresos, al menos cuando los inquilinos sean menores de 35 años; con reducciones en impuestos municipales como el IBI; etc.) y proporcionando respaldo y seguridad ante situaciones de impagos o posibles daños en los inmuebles.
Mercado residencial sostenible
Aunque la apuesta necesaria y urgente es por el alquiler, la vivienda en propiedad también tiene sus propios retos que merecen ser atendidos. En primer lugar, porque sigue siendo la opción preferida por los españoles a la hora de buscar casa. Pero también por la importancia económica del sector de la construcción, ya sea en obra nueva o en rehabilitación de vivienda usada después de una compraventa.
Aunque los objetivos de transparencia y protección del cliente de la nueva Ley Hipotecaria sean muy loables, su entrada en vigor el pasado verano ha supuesto un freno para la actividad de compraventa. Por eso es necesario recuperar el impulso cuanto antes mediante iniciativas públicas y, en este sentido y ante la demanda creciente de obra nueva en propiedad, se hace necesario desde las administraciones públicas apostar por la liberalización de suelos.
Para evitar errores del pasado, la liberalización de suelo (que también es necesaria con la finalidad de destinarlos a viviendas de alquiler) ha de hacerse con prudencia y con la adecuada evaluación de cada caso.
Y es que, si hablamos de retos, no podemos obviar el mayor reto al que se enfrenta el planeta que es la emergencia climática, una cuestión sobre la que el mercado inmobiliario también tiene mucho que decir. El próximo año 2020 es la fecha marcada por la UE para que las viviendas de nueva construcción comiencen a tener un consumo de energía casi nulo. Ya se destinen estas viviendas a alquiler o a compraventa, el sector necesitará del respaldo de las administraciones para los cambios que se avecinan.
En definitiva, solucionar las necesidades residenciales de alquiler, aportar estabilidad al mercado de compraventa para que recupere vigor y apostar por la sostenibilidad en la nueva construcción y en la rehabilitación son los tres grandes retos ineludibles para el gobierno en materia de vivienda. La parálisis de los últimos años ha provocado que los problemas se acumulen y es necesario empezar a resolverlos.