La limitación a los incrementos en las actualizaciones de rentas de los alquileres ha cambiado de fase este año: del tope del 2% que se puso en 2022 y 2023, ha pasado al 3% en 2024, a la espera de que el nuevo índice de referencia recogido en la ley de vivienda entre en vigor en 2025. Frente a esta medida, uno de cada dos propietarios de vivienda en alquiler (48%) dice que tomará medidas en el futuro. Así, destacan los arrendadores que desean poner un precio más alto tras la finalización del contrato, en concreto son el 23%. Esta es una de las principales conclusiones de la última encuesta realizada por Fotocasa Researcha casi 1.600 arrendadores y arrendatarios.
Otra medida que quieren poner en marcha los arrendadores es buscar inquilinos que puedan asumir un mayor precio del alquiler. Y lo quieren hacer un 17% de los que quieren tomar esta medida, un porcentaje dos puntos por debajo respecto a hace un año.
Sí que aumentan porcentualmente, con respecto a 2023, los que se plantean vender el piso una vez finalice el contrato de arrendamiento, que pasan del 6% al 9%, así como los que estudian destinar posteriormente la vivienda a alquiler vacacional (del 6% al 7%).
Además, cabe reseñar que la norma no parece desincentivar la compra de vivienda como inversión, ya que únicamente el 7% (el mismo porcentaje que el año anterior) asegura que en el futuro se plantearía más seriamente la adquisición de una vivienda con este propósito.
“La mayoría de los propietarios esperarán a que el límite de actualización del contrato finalice. Sin embargo, un volumen significativo de arrendadores busca otras fórmulas para seguir obteniendo los rendimientos establecidos en su hoja de ruta cuando de forma legislativa se limita la rentabilidad que obtienen al poner su vivienda en alquiler. Lamentablemente esta situación termina repercutiendo en el inquilino, o bien en forma de un aumento del precio de los alquileres o de menor oferta disponible en el mercado, lo que dificulta su acceso”, explica María Matos, directora de Estudios y portavoz de Fotocasa.
La disminución de la idea de establecer un precio más alto una vez finalice el contrato se hace más patente dentro del colectivo de 55-75 años. Así, los arrendadores de edades comprendidas en esta franja que se planteaban incrementar el precio eran en 2023 un 30%, mientras que doce meses después únicamente constituyen el 21%.
Entre los colectivos de propietarios más jóvenes existe una doble tendencia: por un lado, y de manera tendencial, se observa un incremento en la predisposición a vender el piso una vez finalice el contrato entre los jóvenes de 25-34 años. Por otro lado, y también de manera tendencial, se aprecia un aumento de actitud conservadora dentro del colectivo de arrendadores entre los 34 y los 45 años, entre los que disminuye su intención de tomar medidas en respuesta al límite del 3% a la subida del alquiler.
Por comunidades encontramos algunas diferencias relevantes, siendo los arrendadores de Madrid relativamente más propensos a vender el piso una vez finalice el contrato (10%), y los de Andalucía se inclinan más hacia plantearse la compra de vivienda como inversión (12%).