Llega el final de junio y, con él, las esperadas Hogueras de San Juan. Una tradición mágica en la que arden los malos recuerdos, los errores pasados y todo aquello que ya no necesitamos. Una especie de catarsis vital con sabor a pólvora y olor a salitre. Y, ya que estamos invadidos por este espíritu mágico ancestral de celebrar esa noche más corta del año, por qué no aprovechamos para desechar ciertas prácticas que, como agentes inmobiliarios, y si somos sinceros, seguimos haciendo y que, si de verdad queremos crecer, deberíamos lanzar de cabeza al fuego.

Hacer lo mismo que el resto de agentes inmobiliarios y esperar resultados diferentes

Si tu anuncio se parece sospechosamente al de otros 20 pisos del mismo edificio, ¿de verdad crees que vas a destacar? La mediocridad disfrazada de “esto siempre se ha hecho así” es uno de los mayores frenos al crecimiento. Diferenciarse no es una opción, es una necesidad. El cliente de hoy busca una experiencia, no solo un piso.

Quema ya esos textos genéricos tipo “vivienda luminosa en la mejor zona con todos los servicios”. Escribe, siguiendo tu guía de estilo, como si hablaras con un amigo, un familiar o un socio que estuviera buscando su nuevo hogar, no como un robot programado en el siglo pasado.

Pensar que las redes sociales no son para los agentes inmobiliarios

Todavía hay agentes que se resisten a tener presencia en las redes sociales con argumentos del tipo “eso de Instagram es para influencers”. Y mientras tanto, otros están vendiendo viviendas desde sus perfiles con vídeos, tours virtuales y contenido útil. Las redes sociales no son solo escaparates, son canales de conexión directa con potenciales clientes.

Al fuego pues, con esa mentalidad de “no tengo tiempo para redes”. Si no tienes tiempo para estar donde están tus clientes, estás fuera del juego.

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No invertir en tu marca personal como agente inmobiliario

Muchos agentes se escudan detrás del logo de su agencia o franquicia. Pero los clientes no compran a logos, compran a personas. Es cierto que la empresa que hay detrás de ti es un aval y una inmejorable carta de presentación, pero debes trabajar también el “quién eres tú”, “qué te hace diferente” y “por qué deberían confiar en ti y no en otro”. Estas preguntas también son aplicables a la marca corporativa y que confieren un estilo propio, identificable y único.

Hora de quemar esa falta de identidad profesional. Si no trabajas tu marca personal, serás uno más entre la multitud.

Trabajar como agente inmobiliario sin procesos ni estrategia

Aunque la agenda te pase por encima muchas veces y no te deje espacio para la reflexión y el análisis, es imprescindible que inviertas tiempo en establecer protocolos y procesos claros para cada una de las fases de tu actividad: para captar, para contactar, para cerrar, para fidelizar…

Quema sin dudarlo esa costumbre de improvisar todo. El éxito viene de la mano de sistematizar el trabajo utilizando herramientas que te ayuden a automatizar procesos como por ejemplo un buen CRM integrador.

Ignorar la formación continua como agente inmobiliario

La frase de “llevo muchos años en el sector y ya me lo conozco todo” debería estar en una de las hogueras más altas. Ignorar que el mercado, los clientes, las herramientas de gestión, la vida, el mundo, y nosotros mismos cambiamos y evolucionamos es la garantía inexorable de quedar obsoletos y caducar, como si sufriéramos de una obsolescencia programada provocada por nosotros mismos.

Adiós para siempre a esa actitud de “yo ya lo sé todo” y da la bienvenida a todos los cursos, conferencias, aprendizajes, estudios que estén a tu alcance de todas las materias necesarias para el agente inmobiliario ideal.

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Descuidar a tus clientes antiguos a los que ayudaste como agente 

¿Cuántos agentes llaman a un cliente después de cerrar una venta? Pocos. ¿Cuántos vuelven a contactar con ellos al cabo de un año para ver cómo están? Menos aún. Y sin embargo, ahí está una mina de oro: clientes satisfechos que pueden recomendarte o volver a trabajar contigo.

Lanza al fuego sin excusas esa mala costumbre de tratar al cliente como una transacción puntual. El verdadero crecimiento viene del largo plazo.

Así que, aprovecha esta noche de San Juan para que, mientras miras las llamas subir al cielo, pienses en todo eso que ya no necesitas en tu forma de trabajar. Déjalo arder y haz espacio para lo nuevo, lo mejor, lo que te va a ayudar a crecer de verdad. Porque crecer en el sector inmobiliario no se trata solo de cerrar más operaciones sino de hacerlo mejor y con mayor profesionalidad.

Y tú, ¿qué vas a quemar este año?