El vicepresidente del Banco Central Europeo (BCE), Luis de Guindos, ha defendido la moderación salarial ante la inflación y, sobre la subyacente, ha augurado que “lo peor seguramente ha pasado ya”.
Durante su intervención telemática ante la comisión de expertos para la reforma tributaria de Foment del Treball, ha calificado de “magnífico” el comportamiento del mercado laboral y ha enmarcado los incrementos salariales en lo que proyectó el BCE.
Ha advertido de que eso contrasta con un comportamiento mucho más moderado del PIB y una reducción de la productividad en la zona euro, ante lo cual ha valorado que “llega el momento de empezar a poner énfasis en todo lo que tiene que ver con las reformas estructurales”.
También ha dicho que los márgenes salariales se están moderando y que “sería bueno que sean capaces de absorber parte del incremento de costes laborales sin que se traslade” a los precios.
De Guindos atribuye el comportamiento de la tasa subyacente al incremento de los costes salariales unitarios y a una posible traslación retardada de los precios de la energía a la cadena.
Ha explicado que hay indicadores que señalan su “moderación”, y ha asegurado que el BCE continuará con la aproximación que ha tenido hasta ahora en la materia.
Estancamiento económico
De Guindos augura que “en la segunda parte de este año prácticamente va a haber un estancamiento económico” por el efecto de la inflación sobre el consumo y la desaceleración de la economía mundial ligada a la situación en China.
El BCE también emitió una corrección “considerable” a la baja del crecimiento del PIB de la eurozona, que prevé que se expanda en 2023 un 0,7%, un 1% en 2024, y una aceleración al 1,5% para 2025.
Traslación a la economía real
De Guindos ha calificado de “prácticamente plena” la transmisión del ciclo de subidas de tipos de interés en las condiciones de financiación de la economía europea, mientras que tiene dudas sobre su traslación a la economía real.
Ha advertido de que “la caída de la concesión de crédito es muy intensa”, por lo que ha calificado de clara la respuesta a la política impulsada por el BCE.
En cambio, constata una “elevada incertidumbre sobre con qué intensidad” la política monetaria europea y el endurecimiento del crédito se han trasladado a la economía real, y cuánto está pendiente a día de hoy, y ha abogado textualmente por ser prudentes.
“Existe todavía un efecto o una parte del endurecimiento de las condiciones de financiación que no está reflejado en la actividad económica”, ha añadido.
El Consejo de Gobierno del BCE elevó el jueves los tipos de interés en 25 puntos básicos, de forma que la tasa de referencia para sus operaciones de refinanciación se situará en el 4,50%, mientras que la tasa de depósito alcanzará el 4% y la de la facilidad de préstamo el 4,75%.
Retirar medidas anti-inflacionistas
De Guindos ha insistido en que las medidas impulsadas por los gobiernos nacionales ante el incremento de los precios de la energía “se deben ir eliminando” para evitar un deterioro de las cuentas públicas.
El vicepresidente del BCE ve un “elemento adicional de incertidumbre” en el aumento de los precios del petróleo, pero considera que no es tan intensa como la tendencia que siguió a la invasión rusa de Ucrania.
Ante las negociaciones para reformar las reglas fiscales europeas, ha avisado de que “no es realista y está fuera de contexto” exigir a los países miembros una deuda pública por debajo del 60% ante los niveles de endeudamiento contraídos tras la pandemia y la guerra de Ucrania.