Tecnología, autonomía y, en definitiva, nuevos paradigmas y modelos profesionales. Estos son los pilares sobre los que se basa el cambio que están viviendo las agencias inmobiliarias hoy en día, una evolución que empezó con el estallido de la pandemia y que viene para quedarse.
Como parte del proceso de digitalización y con la intención de democratizar los servicios inmobiliarios, poniéndolos al alcance de los profesionales inmobiliarios y de personas que necesitan y buscan activamente trabajo, las agencias inmobiliarias están dando pie al nacimiento de nuevas figuras profesionales. En el caso de donpiso, el ejemplo perfecto es el Agente Inmobiliario Personal.
El nacimiento de estos nuevos modelos profesionales ejercer la profesión en un entorno online con las mejores herramientas digitales en el mercado, permitiendo tanto al agente como a la inmobiliaria incrementar las operaciones y la territorialidad. De hecho, al no tratarse de una oficina a pie de calle, sino de un profesional que autónomamente gestiona sus clientes y cierra operaciones, permite una capilaridad y un alcance inmediato y minucioso.
No se trata de poner una fecha de caducidad a los agentes inmobiliarios tradicionales y a las oficinas físicas. es, más bien, una manera de llegar a un público más amplio, incluyendo en el sector a profesionales que no podrían permitirse la alta inversión que supone una franquicia física. En el caso de donpiso, la digitalización y personalización de los agentes inmobiliarios, que con el nuevo modelo trabajan bajo el paraguas de la empresa, pero de una forma independiente, conlleva una mejora en los ingresos del profesional inmobiliario y la eficacia del servicio que presta.
No perder de vista la calidad y los valores de la marca
Con la perspectiva del cambio que las agencias inmobiliarias ya están aplicando para adaptarse a los tiempos y las necesidades de los clientes, es imprescindible mantener el rigor en la calidad de los servicios prestados, siguiendo los valores de la marca. Por eso, aunque los nuevos modelos de agentes no sean convencionales y no posean un espacio físico, como una oficina, al que acudir, el plan de formación impartido por la compañía, así como el soporte tecnológico y jurídico, tienen que existir y ser eficaces para ofrecer las herramientas de trabajo indispensables al profesional.
Solo de esta forma se podrán observar en todo momento las normativas de calidad de servicio y de atención a los consumidores recogidas en el código deontológico de cada agencia, base de la actuación de todos los profesionales de la marca. Además, para garantizar que el agente inmobiliario pueda acceder a los clientes y consiga captarlos, las agencias inmobiliarias deberán invertir en estrategias de comunicación, marketing digital y publicidad, tanto para promocionar sus servicios de cara al consumidor final y diferenciarse de la competencia.
El futuro ya ha llegado: todo lo que se haya construido hasta este momento servirá como base para la adaptación al mundo pospandemia, un escenario 2.0, hiperconectado, más flexible y sin barreras para profesionales del sector inmobiliario.