Las historias de visitas imposibles a un inmueble son el tema del café entre los agentes inmobiliarios. La cuestión de la limpieza de la vivienda trae más quebraderos de cabeza de los necesarios. Un dossier corporativo que se le entregue a la propiedad en el que se especifique de forma clara y explícita qué se necesita de su parte es la solución.
En los encuentros de Fotocasa Academy en los que participo tengo la oportunidad de escuchar por boca de profesionales narraciones increíbles de su día a día. El propietario que sale desnudo de la cama al oír la llave en la puerta o las pilas de cacharros sin fregar que dejaron los inquilinos al irse y el dueño prometió recoger. Estas situaciones resultan, muchas veces, cómicas y, siempre, frustrantes.
Para quien trata de hacer bien su trabajo resulta agotador encontrarse con que la otra parte que interviene en el proceso no se toma con la suficiente diligencia sus obligaciones. Su colaboración en cada fase, es esencial para llevar a buen puerto una compraventa. Pero dejando a un lado la mayor o menor predisposición del propietario, en lo que hay que pensar es en cómo evitar esa situación.
En ocasiones, seamos sinceros, los mismos agentes que cuentan estas anécdotas no tienen respuesta cuando se les pregunta si habían especificado de algún modo qué se espera de los propietarios. Puede que se den por hechas ciertas cosas que tal vez la otra parte desconozca. O puede que se guarde silencio por ese temor absurdo a incomodar con obligaciones a un cliente.
Pero todos sabemos que hay ciertas cosas que hay que dejar claras y, preferiblemente, por escrito. Por ejemplo:
- Limpieza. La casa tiene que estar limpia y ordenada, con las camas hechas y los platos fregados y sin ropa por el suelo no sólo en el momento de la realización del reportaje gráfico.
- Vacía. La presencia de la propiedad durante una visita es, en el mejor de los casos, inocua. En el peor, un problema. Es siempre mejor que esté ausente en esas ocasiones.
- Llaves. Se debe facilitar una copia a la agencia.
- Flexibilidad. Tiene que haber una flexibilidad de horarios de visitas, porque hay distintos tipos de clientes con tiempo libre en distintos momentos del día. Aunque es lógico que, si el inmueble está habitado, se avise de una vista en un plazo razonable.
Son algunas de las cuestiones, pero cada profesional sabe qué situaciones se ha encontrado y conviene explicitar ante la propiedad para evitar que los problemas de comunicación den al traste con una buena operación. El lugar en el que plasmar estas obligaciones de la propiedad es el dossier corporativo.
En él, además del plan de marketing de la vivienda (PMV) en el que se explica qué hará la agencia para conseguir vender el inmueble, hay que añadir un anexo con qué hará la propiedad para lograr el mismo fin. Las dos partes comparten un objetivo. Y cada una tiene que hacer sus propios deberes: el compromiso incumbe a propietario y agencia por igual y por escrito.