La economía española crecerá a un ritmo “robusto, aunque más moderado” en 2019 y 2020, cuando la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) prevé que el PIB crecerá un 2,2% y un 1,9%, respectivamente, confirmando así sus anteriores pronósticos, a pesar de la “abrupta” ralentización registrada a nivel mundial en el último año.
En su análisis, la OCDE destaca que las condiciones financieras favorables y la persistente solidez de la creación de empleo seguirán respaldando la demanda doméstica, que, de este modo, continuará siendo el principal motor de crecimiento, mientras que la contribución del sector exterior será prácticamente neutral durante el horizonte de las previsiones.
Por su parte, la inversión empresarial continúa creciendo gracias a los bajos costes de financiación y a la mejora de los márgenes de beneficio, mientras que las exportaciones españolas se han moderado en línea con la evolución de los mercados de exportación.
Asimismo, la organización con sede en París destaca que algunas medidas recientes, incluyendo la subida de sueldos en el sector público, así como de las pensiones y del salario mínimo, han impulsado la renta disponible, apoyando así el consumo privado.
“A pesar de que el presupuesto para 2019 no fue aprobado, algunas de las medidas propuestas fueron aprobadas y la posición fiscal será ligeramente expansiva en 2019”, apunta la OCDE, añadiendo que esto impulsará la demanda doméstica, aunque advierte de que es necesario fortalecer aún más las cuentas públicas, dados los elevados niveles de deuda, y confía en que el déficit se reducirá al 2% del PIB en 2019 como consecuencia principalmente de las favorables condiciones macroeconómicas.
Déficit del 2% en 2019
En concreto, las nuevas previsiones de la OCDE para España contemplan que el desequilibrio negativo de las cuentas públicas equivaldrá al 2% del PIB este año, coincidiendo con la previsión del Gobierno, y al 1,3% el próximo, mientras que la ratio de deuda pública se situará en 2019 en el 96,5% y se reducirá al 95,7% un año después.
Por su parte, el mercado laboral seguirá mejorando y la tasa de paro se reducirá en 2019 al 13,8% y al 12,7% en 2020.
De este modo, la OCDE señala que los riesgos para las perspectivas macroeconómicas de España incluyen un crecimiento por debajo de lo esperado para Europa, principal destino de las exportaciones españolas, así como un consumo privado más débil de lo esperado en caso de que la creación de empleo se ralentice en mayor medida de lo esperado o de que persista la incertidumbre política, lo que dañaría la confianza de los consumidores.
“El diagnóstico de la OCDE sobre la economía española está en línea con el del Gobierno, no solo en lo relativo a los principales indicadores macroeconómicos, sino también en las prioridades en materia de política económica”, ha señalado el Ministerio de Economía y Empresa tras conocerse las nuevas proyecciones de la institución.
Durante su intervención en un coloquio celebrado en París tras la presentación del informe de la OCDE, la ministra española en funciones de Economía y Empresa, Nadia Calviño, ha destacado que España ha demostrado ser “extremadamente resiliente” al compensar la ralentización de la demanda externa con el crecimiento de la demanda doméstica, defendiendo que “el elemento clave es el empleo”, ya que la creación de puestos de trabajo ha sido muy robusta y lo sigue siendo en el primer trimestre de 2019.
Reformas para impulsar la productividad
La OCDE considera que España cuenta con potencial para introducir cambios en la combinación de impuestos para impulsar el crecimiento y reducir las desigualdades, advirtiendo de que la fiscalidad en España se inclina en mayor medida hacia los ingresos del trabajo, lo que penaliza el crecimiento y el empleo.
Hay margen para que los impuestos medioambientales aborden los fallos del mercado, así como para impuestos al valor añadido (IVA) con menor impacto distorsionador, añade la OCDE, que considera necesario aplicar políticas para mejorar la competitividad y la innovación para ganar productividad e incrementar las exportaciones.
En este sentido, la OCDE señala la importancia de garantizar la implementación eficaz de las anteriores reformas estructurales, así como de hacer frente a la fragmentación interior del mercado de productos mediante una mejor cooperación y coordinación de los diferentes niveles de la Administración.
“El Gobierno debería atenerse a sus objetivos fiscales a medio plazo para garantizar una reducción perdurable de la deuda pública, que sigue siendo elevada”, añade la OCDE, que recomienda destinar cualquier ingresos no previsto en caso de un crecimiento mayor de lo esperado a acelerar la reducción del endeudamiento público.