Todos tenemos muy claro que en una compraventa inmobiliaria intervienen dos partes: comprador y vendedor. Y que el segundo de estos suele apoyarse en las agencias que gestionan profesionalmente su propiedad, consiguen visibilidad, atraen potenciales clientes y resuelven las situaciones complicadas que puedan encontrarse. Velan, en definitiva, por los intereses de su cliente, del vendedor.
Pero más vale que nos vayamos acostumbrando a la posibilidad de que el comprador también cuente con un agente que vele por los suyos. Esta figura ha tenido muy poco protagonismo en España hasta el momento. Estamos muy lejos de la realidad estadounidense donde esta figura está extendida y totalmente aceptada. Pero la presencia de esta figura también avanzando aquí.
Su fórmula es sencilla: ofrecen un servicio de pago a clientes compradores por buscar, encontrar y ayudarles a negociar en pos del inmueble que buscan. Sus ventajas es que agilizan el proceso de compra, facilitan las gestiones, ayudan a economizar tiempo y luchan por los intereses del potencial comprador.
Esta última cuestión es una de las claves del personal shopper inmobiliario a la hora de promocionarse, ya que un pequeña rebaja en el precio de una compra tan importante como la de un inmueble ya justifica de por sí el pago a este profesional. Es decir: en la mente del comprador, la comodidad de disponer de este servicio le sale gratis, porque gracias a su asesoramiento puede lograr un ahorro mayor que la factura que tenga que abonarle.
Una buena noticia para el sector
Hace pocos años habría resultado impensable encontrar una figura así en España, pero cada vez es más frecuente ver esta traslación del agente del comprador estadounidense. De hecho, ya existen entidades como AEPSI, la Asociación Española de Personal Shopper Inmobiliario, que agrupa a varias agencias vinculadas a este servicio.
La AEPSI presume de números: un ahorro del 70% en las visitas para los potenciales compradores, evita los vicios ocultos de las viviendas gracias a sus informes técnicos financieros y legales, consigue rebajas de entre el 5% y el 20% sobre el precio de salida y, lo más importante, no tiene ningún conflicto de interés ya que se posiciona siempre en defensa de su cliente.
Por el momento, una treintena de empresas están asociadas a esta organización, lo que indica que la figura del personal shopper inmobiliario todavía no está plenamente instalada en España, pero que avanza progresivamente.
Y esa es una buena noticia para el sector. Por un lado, porque supone una diversificación de servicios muy necesaria. Por otro, porque ofrece garantías profesionales al comprador, que hasta ahora lidiaba solo en su búsqueda de vivienda. Y, por último, porque aporta valor a la actividad inmobiliaria en general, ayudándola a recuperar el prestigio perdido.