¿Cuántos de los que estáis leyendo estas líneas hacéis las fotos con las que vuestra agencia promociona los inmuebles? Si eres uno de ellos, tengo otra pregunta: ¿Has hecho algún curso de fotografía para mejorar el resultado?
Estas mismas preguntas suelo formularlas en las charlas y talleres que organizamos en Fotocasa Academy. Y mi experiencia es que es mayoritario el número de profesionales que toman ellos mismos las imágenes. Que las fotografías inmobiliarias son una de las labores habituales que desempeñan en su trabajo. La respuesta a la segunda pregunta, sin embargo, también es mayoritaria: casi nadie se ha formado en fotografía para hacerlo mejor.
Si algo diferencia a los agentes inmobiliarios frente a los particulares que quieren gestionar ellos mismos la compraventa está en la profesionalidad de los servicios. Así que desterremos de una vez las fotografías inmobiliarias improvisadas que se hacen con el móvil, a unas horas en las que ya no hay luz y con el estado, sea cual sea, del inmueble. No hace falta ser un experto en fotografía, yo mismo me considero más bien torpe, para distinguir las fotos bien hechas de las que no lo están.
En estos tiempos en que ninguno tomamos una decisión de compra, por pequeña que sea, sin antes pasar un par de horas curioseando en Internet sobre el producto, las fotos que se cuelgan de los inmuebles son su principal carta de presentación, lo primero que seduce o disuade a potenciales compradores.
Y no valen excusas: si sale una cama sin hacer, si tiene mal ángulo o no es nítida, el particular no va a pensar en que el propietario puso más o menos facilidades, sino en que el agente no está haciendo bien su trabajo. Una mala fotografía incide en tu imagen de marca y no sólo en las posibilidades de venta de una determinada vivienda.
Empieza hoy
En Fotocasa Academy acabamos de lanzar cursos y talleres sobre fotografía inmobiliaria. Además también puedes consultar nuestra guía básica sobre la cuestión (PDF). Incluye consejos sencillos: apostar por la luz natural, descartar fotos desenfocadas, encuadres horizontales, aprovechar el espacio disparando desde un punto más bajo y desde las esquinas, apuesta por una cámara réflex digital en lugar del móvil, limpia y ordena la vivienda, descarta el uso de filtros, publica sólo una o dos fotos por estancia…
Como decimos en esta guía, las fotos del anuncio tienen que mostrar nuestro inmueble de forma clara y permitir que el usuario se quede con una imagen positiva de él. Aunque la buena fotografía inmobiliaria es un arte complicado, que da para mucho más que este breve post, lograr unos resultados aceptables es más sencillo de lo que parece.
Se puede empezar por hacerse con una cámara decente, estudiar varios manuales como el mencionado antes, tratar de aplicar sus consejos y dedicar un tiempo a mirar en el ordenador cada foto para identificar aciertos y errores. Esto último no es una cuestión menor: observar en una pantalla más grande varias fotos similares y obligarnos a escoger una de ella en función de pequeños detalles es el mejor modo de entrenar el ojo y aprender para la siguiente sesión.
Y si, por último, te rindes a la vista de que no tienes ningún talento para la fotografía ni te sientes capaz de aprender y avanzar, por lo menos habrás entendido la importancia de hacerlo bien. Si tu inversión y tus márgenes te lo permiten, siempre tienes la opción de externalizar este servicio y contratar a verdaderos profesionales en la materia. Tras el primer vistazo a su trabajo descubrirás que esas fotos oscuras que hacías con tu móvil tenían que haberse terminado hace mucho tiempo.