Un buen anuncio inmobiliario es fundamental en el proceso de alquiler o venta de un inmueble. Aproximadamente el 70% de las personas comienzan su búsqueda en un portal inmobiliario y consultan una media de entre 20 y 30 anuncios diariamente. Aquellos más completos, con una buena descripción y toda la información relevante tienen más opciones de ser contactados y, por tanto, de derivar en una visita y de cerrar la transacción. Es más, “el link del anuncio inmobiliario se va a compartir con amigos y familiares incluso hasta la última fase del proceso de compra, y eso permite darle gran visibilidad no solo a ese inmueble en concreto, sino a la inmobiliaria”, según Javier Carrero, miembro del equipo de formación de fotocasa academy.

Pero, ¿cómo lograr un anuncio de éxito, que destaque sobre los demás? “Hay que intentar llegar a las emociones del cliente, que se visualice viviendo en ese inmueble”, indica Carrero. Para ello se pueden seguir los siguientes consejos en cada campo del anuncio inmobiliario.

El título: ubicación

Aunque sea un texto breve, es la primera toma de contacto con el cliente y, por tanto, tiene un gran impacto. Lo más importante del título es que indique de manera clara el tipo y la ubicación del inmueble: cada anuncio suele competir con un centenar más de características similares, y estos primeros datos apelan a quienes buscan exactamente lo que se ofrece. Son frases del tipo “adosado en zona norte de Madrid”, “estudio en el Born” o “apartamento en playa de Gandía”. Es recomendable concretar al máximo la ubicación geográfica.

La foto destacada

Las fotografía son, probablemente, los elementos más importantes del anuncio, los que puede causar o no el flechazo en el posible cliente. Debe ser, por tanto, la imagen más impactante. En una vivienda unifamiliar seguramente será una vista desde el exterior, en un edificio emblemático puede ser interesante destacar la fachada, y si se tiene terraza con vistas al mar eso es lo que puede llamar más la atención. No hay por tanto, una solución única, sino que dependerá de cada caso y de lo que se valore más en ese tipo de inmueble.

Las fotos del anuncio inmobiliario

Si se han tenido en cuenta los requisitos esenciales durante la sesión de fotografía del inmueble y se siguen las claves para conseguir buenas fotos, se dispondrá de un buen número de imágenes. Pero ¿cuántas poner y cómo ordenarlas? Dependerá de la vivienda, porque no es lo mismo un estudio que un chalet unifamiliar con piscina, pero lo ideal serían unas 20. Se recomienda seleccionar dos fotos por cada estancia, y ordenarlas como si se realizara la visita de la vivienda, desde la entrada hasta el fondo. El objetivo es que el comprador pueda imaginarse la distribución para facilitar que se visualice dentro de la vivienda.

“Hay que saber elegir y lograr un buen efecto de conjunto: quizá una foto de la puerta no aporte nada, y si alguna no ha salido bien es mejor no ponerla. El objetivo es que quieran visitar la vivienda, tampoco es necesario enseñar en el anuncio hasta el último rincón”, indica Carrero.

La descripción: el poder de las palabras

Obviamente, la descripción debe contener las características de la vivienda, pero debe huir de un tono aséptico y apelar también a las emociones. Hay que echarle un poco de imaginación pero es importante, a la vez, no excederse: “Es mejor usar palabras que entienda todo el mundo y cortarle un poco las alas al literato inmobiliario que podamos llevar dentro”, según Carrero. “Hay que pensar en un lector no especializado en el sector, que debe poder entender bien el texto”. Por supuesto, debe estar bien redactado y sin faltas de ortografía.

La descripción debe seguir, como las fotos, el recorrido que se haría en una visita: desde la zona o barrio al tipo de edificio, la planta, las partes de la casa y sus características y beneficios. No es lo mismo indicar “aire acondicionado” sin más, o incluso una abreviatura, que indicar “aire acondicionado en las estancias principales para una perfecta climatización”, ni tienen la misma fuerza frases como “en el corazón de la ciudad” que el simple “céntrico”.

La longitud de la descripción del anuncio inmobiliario debe ser de entre 250 y 500 palabras: menos sería un anuncio demasiado escueto y más obligaría a hacer mucho scroll, sobre todo en las consultas desde móviles, que ya son el 65% en el caso de los portales inmobiliarios.

Mensaje personalizado

Es importante intentar pensar en el perfil de la posible persona interesada en ese inmueble concreto y personalizar el mensaje para apelar a sus necesidades, pero sin excluir a otros públicos. Así, son positivas frases como “oportunidad de inversión” frente a “solo inversión”, que dejaría fuera a quien busca un inmueble para entrar a vivir.

Llamada a la acción

Para finalizar la descripción es aconsejable incluir una llamada a la acción que incite a llamar y concertar una visita del inmueble. Algunos ejemplos son frases del tipo “¿Quieres ser el primero?”, “No dejes escapar esta oportunidad. ¡Ven a verla!” o “¡Llama ya!”. Es importante contar con varios de estos recursos y no repetir la misma fórmula en todos los anuncios de una misma agencia.

Netiqueta: la educación en la red

Además de tener en cuenta los aspectos para cada campo del anuncio, en todos ellos deben respetarse las normas de etiqueta online. Sobre todo, hay que evitar los textos en mayúsculas. Por una parte, porque las mayúsculas, en un entorno digital, se interpretan como un grito. Como mucho pueden limitarse a alguna palabra en concreto o a la llamada a la acción del anuncio, pero nunca usarlas en el conjunto de la descripción. Además, los motores de búsqueda de Google penalizan los textos en mayúsculas.

Otra norma importante que debe tenerse en cuenta se refiere al uso de abreviaturas o de expresiones propias de la jerga inmobiliaria: por mucho que desde las agencias no haya duda sobre el significado de “4h”, “aa”, “VPO” o “CE”, los posibles clientes no necesariamente sabrán que corresponden a “4 habitaciones”, “aire acondicionado”, “vivienda de protección oficial” o “certificado energético”, respectivamente.

Se trata, en definitiva, de ofrecer una visión atractiva, de agradable lectura, con buenas imágenes y sin elementos que dificulten que el cliente pueda imaginarse en ese inmueble. El siguiente paso será esperar su llamada para concertar una visita.