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“El agente inmobiliario debería ser uno de los pilares sobre los que se sustente este mercado más eficiente, transparente y sano”

Que el mercado de la vivienda se ha transformado desde el estallido de la burbuja inmobiliaria es un hecho innegable. Y tampoco hay muchas dudas de que este cambio ha sido a mejor. La durísima crisis que atravesó la economía española entre 2008 y 2014, cebándose con especial virulencia en el sector inmobiliario, fue una auténtica purga para un mercado que, durante los años previos de extraordinaria bonanza, había sido una presa fácil de oportunistas que se acercaban a él con vocación de paso y con la única intención de ganar dinero fácil.

La llegada de estos advenedizos de escasa profesionalidad y nulo amor por su oficio, unida a las prácticas de muchas empresas que se contagiaron de la fiebre especulativa en la que entró el mercado residencial en esos días, consiguieron que el sector de la vivienda fuera desprestigiando su imagen y su reputación ante una sociedad que no aceptaba sentirse mal tratada ante la que significa una de las decisiones más trascendentales y el mayor esfuerzo económico que afronta una familia a lo largo de su vida: la compra de una casa.

Hoy, superados ya los momento más difíciles y cuando la recuperación económica e inmobiliaria comienzan a consolidarse, todos los agentes que participan en este sector se han visto obligados a adaptarse a una nueva realidad económica que les ha exigido ser más responsables y más profesionales. En estos años, el sector ha pasado del “todo se vende y las casas se despachan” a convertirse en un mercado en el que el cliente manda y en el que tanto el producto como la propia intermediación comercial han de adaptarse a sus gustos, demandas  y necesidades. Esta, y no otra, es la base de la mejora.

Ante este nuevo paradigma, el agente inmobiliario debería ser uno de los pilares sobre los que se sustente este mercado más eficiente, transparente y sano. El sector de la intermediación y sus profesionales han de ser plenamente conscientes de la importancia de su labor y del enorme valor del oficio que desempeñan para actuar en consecuencia, exigiendo una cualificación profesional e impidiendo la entrada de intrusos, para conseguir posicionarse como piezas clave de este nuevo ciclo inmobiliario…

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